Si hace unos días hablábamos de la libertad, hoy nos toca hablar de déficit democrático. Una vez más.

Es constante en el discurso de Falange Auténtica la denuncia de estas dos carencias: la falta de libertad que padece el pueblo español, constreñida su capacidad de decisión a la elección, entre un número, muy limitado de partidos políticos, y la falta de un sistema verdaderamente democrático, que basándose en listas abiertas y desbloqueadas, pueda reconquistar de las ejecutivas de los partidos políticos, la soberanía que estas han usurpado de los ciudadanos.

Ahora, ambas lacras se hacen patentes con motivo de unas elecciones, las elecciones al Parlamento Europeo. Ya de entrada, la participación en las mismas se basa en una serie de limitaciones totalmente antidemocráticas. Medidas represivas, que finalmente solo pretenden beneficiar los intereses de los grandes partidos políticos y evitar que ninguna fuerza minoritaria pueda presentarse a estas elecciones, como debiera ser su primer y más importante derecho.

El requisito de las 15.000 firmas o los 50 avales de cargos electos, imprescindible para poder presentar una candidatura en estas elecciones, es para empezar un atentado directo contra el derecho al sufragio pasivo. Es decir, que pretende impedir a cualquier organización política que lo desee, participar en estas elecciones. Supone igualmente una importante discriminación a la hora de ejercer el sufragio activo. Pues es obvio que dichas restricciones impiden que muchas de las opciones políticas que quisieran participar en estos comicios lo hagan y consecuentemente sus posibles electores carecen de esa opción para votar.

 

Desde nuestra humilde posición, hemos querido hacer frente a los impedimentos de tan insólita legislación antidemocrática y hemos recurrido a la opción de recogida de avales para poder participar en las elecciones. Una labor penosa, puesto que la mayor parte de los cargos electos reconocen que sus respectivos partidos prohíben explícitamente dar avales a otras formaciones. Afortunadamente, aunque minoritarios, hay algunos políticos que todavía conservan algo de dignidad y toman decisiones por su cuenta y no teledirigidos por los comisarios políticos de sus partidos.

Simultáneamente, hemos presentado un escrito ante el Ministerio de Igualdad, solicitando de su titular un gesto de solidaridad en este caso, en el que claramente se atenta, precisamente, contra la igualdad de oportunidades políticas.

Además, hemos procedido también al envío de mensajes personales a cada uno de los diputados y de los senadores de nuestro parlamento nacional y de buen número de cámaras autonómicas, solicitando algo que creímos que obtendríamos masivamente: su aval para que podamos ejercer el derecho democrático a presentarnos a las elecciones.

Y hemos tenido finalmente que reconocer que la situación es peor de lo que cabía esperar y que es urgente una regeneración democrática de nuestras instituciones.

Puede ser que el escrito presentado ante el Ministerio de Igualdad pudiera tener sus consecuencias en el futuro. Por ello, en ese caso, debemos tener paciencia y dar una oportunidad a nuestra ministra Bibiana Aido, que sin duda tendrá aquí una ocasión para demostrar su posicionamiento igualitario, y no rechazará el envite, incluso si es enfrentándose al posible sectarismo de su partido.

Pero hay que decir, que de nuestra otra iniciativa, visto el nivel de respuesta, nos ha resultado desoladora la actitud de nuestra clase política. Exceptuando un número ínfimo de parlamentarios que han sido capaces de contestarnos, el silencio, que es el peor de los desprecios ha sido la respuesta generalizada. Estos señores y señoras han olvidado que también son representantes nuestros y que, como mínimo, merecemos el respeto de que nos dediquen una respuesta para aclararnos el motivo por el que no pueden avalar a un partido legal, en su intento de hacerse presente en unas elecciones democráticas. Y hemos de repetir que son tan pocos los que han dado respuesta y en algún caso incluso apoyo, que se puede decir que no hay diferencias entre los parlamentarios sean estos del signo que sean.

Verdaderamente, hubiera resultado difícil dar respuesta a algo que no la tiene. Resultaría chocante que un adalid de la democracia consiguiera justificar por qué motivo puede colaborar para impedir voluntariamente el ejercicio del pluralismo político. Claro, ninguno lo ha hecho.

Pero en ocasiones es más clarificador un silencio que una respuesta y en este caso, parece indudable que la falta de interés de los políticos por otra cosa que no sean los intereses de su propio partido, debieran ser suficiente muestra de hasta qué punto este sistema no representa a los ciudadanos sino a esas estructuras de poder, financiadas por intereses económicos que se llaman partidos políticos.

P>Desde estas líneas, suerte a los que acudirán a estos comicios y toda nuestra solidaridad para todas aquellos que teniendo una idea quisieron defenderla democráticamente y los oligarcas de turno lo impidieron tan legalmente.

Ejecutiva Nacional de Falange Auténtica