Falange Auténtica pide -consecuentemente con la valoración que en su día hizo del proyecto de nuevo Estatuto de autonomía- el "NO" en el referéndum

Como ya denunciamos oportunamente, la inclusión del concepto nación aplicado a la comunidad catalana supone jugar arriesgadamente con un término equívoco que, sin duda, los nacionalistas interpretarán en un futuro próximo en su acepción de sujeto de soberanía, lo que abre una peligrosa puerta para ir quebrando el proyecto común que Cataluña forma con el resto de pueblos de España.

 

La regulación del poder judicial, de las competencias, de la lengua, de la financiación y de otros muchos aspectos ofrecen preocupantes avances en una tendencia rupturista de los lazos comunes de España, con la pretensión indisimulada de ir sentando mezquinamente las bases de un Estado paralelo.

El nuevo Estatut ofrece, además, una cara marcadamente burocrática e intervencionista, en la que nada –ni las instituciones, ni la economía, ni la educación, ni la cultura, ni la sociedad civil…- se sustrae al control nacionalista. Las discriminaciones lingüísticas constantemente denunciadas ante la indiferencia de los políticos, o el ambiente que se está viviendo en esta campaña, donde los no nacionalistas apenas pueden –podemos- expresar opiniones en libertad, son algunos de los botones de muestra del marco irrespirable y uniformador hacia el que se avanza con este nuevo texto.

El nuevo Estatuto autonómico no es un ejemplo de cómo se da respuesta a una demanda ciudadana, sino todo lo contrario: es una clara muestra de cómo crear un problema donde no existía. Tras el 17 de junio, Cataluña seguirá teniendo los mismos problemas reales, en vivienda, en sanidad, en empleo o en educación... Estamos ante una "necesidad" artificialmente generada por la nefasta clase política del 3 % para aumentar su poder e influencia, aun a costa de haber creado tensiones territoriales, sentimientos de agravio y enfrentamientos innecesarios, que lamentablemente tardarán en cicatrizar. Pero a estos políticos, tan alejados del tradicional seny catalán, no les importa, con tal de agrandar el pastel que gestionan y se reparten, pasar por encima de cualquier cosa. Al fin y al cabo, eso es precisamente lo que implican los nacionalismos: jugar con la sentimentalidad de los pueblos, provocar agravios o incluso inventárselos cuando sea preciso, para alimentar, a partir de esa manipulación cultural, mediática y educativa, una corriente que sirva para satisfacer particulares intereses políticos y económicos. Nosotros, por el contrario, no creemos que atizar tensiones para después negociar y legislar en ese ambiente, sea lo más adecuado ni lo más responsable desde ningún punto de vista.

 

Frente al voto negativo de algunos sectores de la derecha que quieren "menos Cataluña", frente al voto negativo de los independentistas que quieren "menos España", nuestro voto es el otro NO, el de "más Cataluña y más España". Falange Auténtica sigue apostando porque juntos somos más y somos mejores. Sigue creyendo en una Cataluña que mantenga y desarrolle su personalidad e identidad propias en un marco plural, sin aldeanismos ni insolidaridades. Sigue creyendo en un proyecto histórico y de futuro llamado España, aunador de pueblos y voluntades diversas en un destino compartido. Sigue manteniendo el criterio de que no puede estarse permanentemente cediendo al chantaje nacionalista por intereses coyunturales electorales y de poder. Sigue creyendo en las normas básicas de convivencia que nacen de las propias sociedades, del debate sosegado, del consenso y del equilibrio.

 

Por eso, el domingo, los falangistas democráticos de Cataluña votaremos NO y animamos a la ciudadanía a que lo haga así, rechazando el Estatuto de una clase política que no está a la altura de las circustancias ni de los verdaderos problemas y necesidades populares.


 

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