Jorge Arnaldo Hernando es un síntoma de los nuevos tiempos que vive nuestra España. Muerto en guerra ajena, bajo bandera de una coalición internacional, cumpliendo compromisos políticos de nuestro Gobierno, no es ahora el momento de fijarse en la conveniencia de mantener o no las tropas españolas en Afganistán, sino de analizar, apasionadamente, por qué no, la presencia y muerte de este soldado profesional en un carro de combate español con la bandera de la BRIPAC.

A nadie se le escapa que el soldado muerto, de nacionalidad peruana, forma parte del contingente cada vez mayor de inmigrantes que se alistan a las Fuerzas Armadas Españolas, como una solución a los problemas laborales que vienen a compartir con nosotros en nuestro país. Cuando las consecuencias de su decisión, de su integración, son tan drásticas como lo han sido en este caso, es preciso valorar que estado de comunión con la sociedad española mantenía esta persona, con sus propios orígenes, con sus propias costumbres y seguramente con su propio orgullo nacional, para ofrendar su vida al servicio de los intereses oficiales de España.

Lo lógico es creer que su grado de integración era alto, por las consecuencias que esta integración ha tenido, pero no sabemos si realmente Jorge Arnaldo pensaba permanecer en España después de finalizado su contrato laboral con las FF.AA. o si preveía dedicar unos años a ahorrar y volver a su Campara natal. No sabemos si su viuda permanecerá en España, no sabemos si sus hijos serán educados como niños españoles, consolidando la permanencia de la familia en España. No sabemos si sus amigos en nuestro país son españoles o si limitaba sus relaciones a sus compatriotas. Pero cual fuera el curso de la vida que llevaba en España no cambia el hecho de que ha dado su vida en acto de servicio a España.

Hoy muchos inmigrantes están dando su servicio a España. Hacen lo mismo que el resto de los españoles: trabajan, estudian, viven, están aquí y forman parte de la sociedad que tenemos. Que la igualdad de oportunidades sea como lo ha sido en esta ocasión igualdad de oportunidades de morir en una emboscada en un lugar lejano del que no se había oído hablar ni en Alcalá de Henares ni en Campara, es casi una trágica anécdota, porque lo importante de esta cuestión es que nuestra sociedad y nuestra patria, el proyecto común que defendemos todos los que aquí compartimos tierra, vida y futuro, esta siendo alimentado cada vez por más personas que no nacieron aquí, pero que no descartan morir entre nosotros o con nosotros. Y eso no lo cambia el hecho de que su proyecto personal sea de permanencia o de temporalidad en nuestro país.

Falange Auténtica quiere rendir homenaje a todos aquellos inmigrantes que se convierten en patriotas españoles por su integración en nuestra sociedad y quiere llamar la atención sobre una realidad inconmovible: el mundo de la globalización promueve los movimientos migratorios y sobre las consecuencias nefastas de desarraigo, incapacidad de contención de los excesos, problemas de delincuencia, marginación y en ocasiones colisión directa entre nacionales de origen y recién llegados, hay que saber seleccionar lo bueno que tiene esta experiencia y potenciarlo, para conseguir que del drama de la emigración pueda aflorar el milagro de la integración absoluta, responsable y enriquecedora, en un marco de justicia y respeto a las necesidades colectivas de la sociedad española que nos ha tocado vivir y que entre todos debemos mejorar.