Los regímenes totalitarios más criminales del siglo XX, de cualquier signo y color, no dudaron en utilizar las olimpiadas para hacerse propaganda. Primero fue la Alemania nazi en 1936 y posteriormente la extinta Unión Soviética en 1980. Ahora, con cambio de siglo de por medio, los juegos olímpicos continúan siendo la excusa perfecta para el autobombo y la publicidad, como si nada sucediese, de los dictadores. Las olimpiadas de Pekín 2008 son la coartada que necesita el régimen comunista chino para tapar los continuos atropellos a los Derechos Humanos y la falta de libertad de sus ciudadanos.

Lo que verdaderamente choca es que esa coartada haya sido propiciada por el propio Comité Olímpico Internacional, quien impúdica e irresponsablemente hace continuos llamamientos a los países para que no mezclen la política con el deporte y no boicoteen los juegos. Desde el 13 de julio de 2001, fecha en que el COI designó a Pekín como ciudad organizadora de los juegos, el citado organismo internacional hace oídos sordos a los repetidos llamamientos de varias organizaciones mundiales que denuncian la magnitud de la represión auspiciada por la dictadura china, no sólo el conflicto con el Tibet, también y de manera más soterrada, aunque no por ello menos contundente, la represión contra cualquier atisbo de disidencia interna. Actualmente, en China hay encarcelados 30 periodistas y más de 50 internautas, algunos de ellos fueron encarcelados en la década de los 80.

Para conseguir la organización de los juegos olímpicos, las autoridades chinas prometieron al COI y a la comunidad internacional mejoras concretas en el terreno de los derechos humanos. Pero una vez lograda la victoria, es evidente que esas promesas han caído en saco roto. Por eso hay que poner freno a esta situación, ninguna nación puede secuestrar no sólo los juegos, sino el espíritu de lucha por la libertad y la dignidad humana inherente a los valores que el olimpismo representa. Se equivocan los gobiernos occidentales que aún esperan que "los juegos permitan mejorar la situación de los derechos humanos en China. El "diálogo constructivo que algunos pregonaron no ha conducido a nada. En el transcurso de estos últimos ocho años no ha disminuido la represión a periodistas y disidentes, especialmente a aquellos que utilizan las nuevas tecnologías para manifestar su disconformidad. Y todo hace pensar que la situación se perpetuará. El COI ha encargado al régimen chino la tarea de organizar unos juegos seguros. Ni que decir tiene que la dictadura cumplirá con celo un encargo que, en realidad, viene a significar más censura y mayor número de detenciones de disidentes.

Falange Auténtica se suma a todos los organismos internacionales que piden más y mejor democracia en China y un respeto absoluto a los Derechos Humanos. Recordamos que la Carta Olímpica establece que el deporte debe ponerse "al servicio del desarrollo armonioso del hombre, con vistas a estimular el establecimiento de una sociedad pacífica, preocupada por preservar la dignidad humana. No entendemos las razones por las que el COI se desentiende de semejante afirmación. Cuando debe ser precisamente el COI quien de muestras de valor y hacer todo lo necesario para que un régimen dictatorial y represor no se burle alegremente de los valores del olimpismo. No debe ceder ante los intereses económicos de quienes consideran que China es un mercado con un enorme potencial. El COI tiene que exigir a Pekín, antes de la ceremonia de apertura del próximo 8 de agosto, que mejore de forma notable la situación de los derechos humanos. Una vez más el capital y los intereses políticos no pueden sobreponerse a la Justicia, la Libertad y la Dignidad humanas.