Nos estaríamos fallando a nosotros mismos si no dejásemos todo por colocarnos detrás de la pancarta de los trabajadores de los astilleros de Izar. Negaríamos nuestros principios si no nos olvidásemos de toda afiliación política y sindical para compartir asfalto y aliento con nuestros compañeros de los astilleros de Izar de Sevilla, la Naval de Sestao en Vizcaya, San Fernando de Cádiz, Gijón o Manises en Valencia.

Nuestro pasado y presente, ligado siempre a la España trabajadora, desaparecería si nuestras manos obreras no sujetasen esa pancarta de la dignidad. Romperíamos nuestra palabra si la reivindicación de los trabajadores de Izar no fuera también la nuestra.

Faltaría nuestro color azul mahón, neto y proletario, junto a los monos de los trabajadores que están a punto de perder sus puestos de trabajo en un supuesto estado de bienestar que lo garantiza todo, generalmente la dramática situación del desempleo, eso es lo que mejor sabe garantizar. Faltaría nuestro grito a favor de la empresa para el que la trabaja y la autogestión frente a quienes especulan con nuestro sudor, esos que viven del trabajo de otros y esos otros, los de arriba, que poco a poco hacen que lo que antes era de todos ahora sea de unos pocos. Unos pocos generalmente ligados a la política, los mismos apellidos que controlan nuestra economía y con dinero todo lo compran haciendo y deshaciendo sin importar los puestos de trabajo que se pierdan y las familias que no puedan llegar a fin de mes o que a duras penas sobreviven.

Los falangistas auténticos no podemos dejar de denunciar al anterior gobierno y a este por la falta de interés por los problemas de los trabajadores y su mala gestión. Por el servilismo que hacen a los empresarios en contra de los trabajadores. Por su sumisión a la Unión Europea aunque se produzca una injusticia que ponga en la calle a miles de trabajadores. Más nos molesta aun por los últimos, los socialitas, que dicen representar a los trabajadores de España. ¿esta es la España que queréis para los trabajadores?

Nosotros sabemos quien somos, sabemos que España queremos y para quien la queremos, por eso los falangista auténticos no vamos a dudar ni un momento en ponernos al lado de los trabajadores y sus familias, no vamos a quitarles nuestro hombro, no vamos a negarles nuestra voz, vamos a entrelazar nuestros brazos para caminar juntos en la misma dirección, vamos a soñar con ellos por una España donde los derechos de los trabajadores no se cuestionen, vamos a luchar por una sociedad de hombres y mujeres libres donde nuestros derechos no se mendiguen sino se conquisten, donde la dignidad se mida por el trabajo y donde no exista la injusta distinción entre el trabajo manual e intelectual. Entre todos, vamos a construir una España sin distinciones e igualitaria, donde el trabajo digno, y sus derechos, esté asegurado para todos y donde desaparezcan los trabajos precarios y la explotación laboral. Una España donde poco a poco los trabajadores sean dueños de su trabajo.

Una vez más, Falange Auténtica con los trabajadores.