El presidente ha querido protagonizar otra foto mas lavar para su imagen. Rajoy y Zapatero, Zapatero y Rajoy, pero quien tiene la responsabilidad de la acción es quien Gobierna, quien ha negado la crisis, quien ha negado la evidencia del empeoramiento continuo de los datos, y cuya única cantinela es que ya vamos a mejorar, y así llevamos empeorando durante tres años.


La realidad es que nos sorprende que Zapatero y Rajoy solo se pongan de acuerdo en la fusión de las Cajas. Mejor dicho es sorprendente pero a la vez predecible. Este acuerdo pone de manifiesto lo que es la nefasta acción de los partidos en la administración de la cosa pública.


A la vez se ha roto el pretendido acuerdo sobre Educación.


En realidad el mejor acuerdo entre Zapatero y Rajoy sería que se presentaran ante los españoles, y dijeran la verdad. Y la verdad no es otra que el PRESIDENTE DE ESPAÑA no manda en España, y quien aspira a ser presidente tampoco mandara. Todo es puro teatro, un acuerdo sobre la Cajas de Ahorros, un acuerdo sobre la Educación. Nos intentan vender un consenso imposible entre PP y PSOE.


Imposible porque sencillamente el Estado español se ha vaciado de contenido, tanto que sólo el 20% del gasto público está en manos del Estado Central. Zapatero y Rajoy no pueden llegar acuerdos en materias que ya no son competencias del Gobierno Central.


Las Cajas de Ahorros están en manos de las Comunidades Autónomos que juegan a su antojo con el dinero de todos, para potenciar los proyectos partidistas y condonar las deudas de los partidos. Hemos asistido a la lucha por colocar en Caja Madrid un presidente que ha creado la disensión dentro del mismo Partido Popular. Es fácil deducir lo que ocurrirá en cada uno de los feudos con virreyes con poder en plaza y además de distinta ideología, salvo que el pacto conlleve seguir atracando la caja  de todos.


Y supuesto fracaso de la Ley de Educación en los partidos, ocurre exactamente lo mismo. Da igual lo que acuerde el gobierno, da igual con quien lo acuerde porque una parte importante de las competencias de educación está exclusivamente en manos de comunidades Autónomas.


Esto vuelve a poner de manifiesto la perversión de la arquitectura jurídica de nuestro Estado que ni siquiera prevé, la supresión de competencias ante situaciones especiales como la que atravesamos, en la que es preciso atajar el creciente gasto público, pero para lo cual no existe unidad de acción.

Europio