La golfería política de Carod ha sido respondida pronto por el terrorismo etarrra. Están dispuestos, los de ETA, a no matar a un solo catalán: tregua en la nueva Corona de Aragón. La golfería era demasiado grande y la recompensa demasiado mezquina.

Una bomba que envenena la convivencia entre todos los pueblos de España, dice el presidente de la Generalitat Pascual Maragall. Nada que objetar, si no fuera porque la destitución de todos los miembros de Esquerra Republicana en el govern debía haber sido inmediata. Entonces la retórica maragalina hubiera tenido sentido y contenido real.

Es urgente que el socialismo español adquiera un sentido nacional para dejar de estar en manos de los independentistas de turno.

Es necesario que un talante nuevo contrarreste el monopolio de la idea de España por el Partido Popular, que por tendencia natural siempre inclina su "españolidad" hacia tonalidades rancias y centralistas.

La ausencia de un proyecto nacional ilusionante fomenta lo ocurrido estos días en Cataluña.

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