• "Quizás pocos saben que hubo falangistas históricos entre los fundadores de Comisiones Obreras"
  • "Falange Auténtica no sólo no tuvo nada que ver con el gobierno de Franco sino que hizo una empecinada oposición"
  • "El sentido social de aquella gente -entre ellos Manuel Hedilla o Narciso Perales- rivalizaba con la izquierda de entonces y, con entera seguridad, estaba muy por encima de la que hoy sigue siendo llamada izquierda"
  • "Hay un parentesco bastante más directo entre el franquismo y algunos sectores del PP que entre los falangistas auténticos y el antiguo régimen. Y sin embargo nadie hace ascos a los acuerdos con los populares".

El diario La Opinión de Málaga del 19 de junio publica una colaboración del veterano periodista -de origen argentino y afincado en esta provincia andaluza- Horacio Eichelbaum, en el que realiza algunas sugestivas reflexiones a propósito del apoyo de FA a IU para la alcaldía de Ardales. Como es lógico en cualquier artículo de opinión, contiene afirmaciones que podríamos suscribir y otras que nos parecen más discutibles, pero en todo caso es un texto valiente que, por su interés y su aportación al debate, reproducimos íntegramente:

"CUIDADO CON LOS PURITANOS

La ignorancia de la ley no nos exime de cumplirla. La ignorancia de la historia no está penalizada.

Horacio Eichelbaum

El sistema democrático se mira al espejo y se ve bastante chungo pero luego empieza a hacerle carantoñas a su imagen y termina por decirse: "ya me ocuparé". Cada vez vota menos gente, pocos creen en el sistema de partidos y de todos modos no nos van a poner pegas en el club de Occidente, donde nadie se siente tan satisfecho como para andar vigilando a los demás. Allí está Occidente, promoviendo la ilegalización del partido ganador entre los palestinos, Hamás, y cortando así el paso a los intentos democráticos árabes, como ya lo hizo tantas veces (en Argelia o en Irán ya en los años 50) para poder decir después: "no están preparados para la democracia".

Los votantes no siempre dan una definición clara sobre quién debe gobernar. En algunas ocasiones dejan un puzzle que luego los políticos tienen que armar. En las sedes centrales de los partidos se cuecen pactos que obedecen a sus estrategias nacionales y hacen tabla rasa con los problemas concretos de cada municipio. A veces la gente vota "en positivo", para encumbrar a un partido o a un líder que le despierta esperanzas o que le parece honrado. Otras veces vota "en negativo", para desembarazarse del que les defraudó o que se ha enriquecido demasiado rápido. Y cuando se vota "en negativo" no siempre hay una opción clara para el cambio (si lo vieran claro, votarían "en positivo").

En Andalucía las direcciones regionales del PSOE y de IU firmaron un pacto para repartirse las alcaldías apoyando ambos a la lista más votada de las dos. El acuerdo funcionó bien en la inmensa mayoría de los municipios, pero no en todos.

El caso más curioso es el de Ardales, donde IU recibió los votos de dos concejales de Falange Auténtica. Aunque ni siquiera hubo un pacto formal, al menos por ahora, de inmediato empezaron a escucharse los reproches "ideológicos", tanto entre los políticos como entre algunos colegas.

Se ha llegado a decir que el apoyo de los falangistas auténticos era como cargarse "siglos de historia de lucha obrera y de reivindicaciones sociales...". Quizás en estas cosas no funcionen las enciclopedias, ni siquiera "Wikipedia". Quizás pocos saben que hubo falangistas históricos entre los fundadores de Comisiones Obreras. Y ya uno se pregunta si alguien recuerda que Falange Auténtica no sólo no tuvo nada que ver con el gobierno de Franco sino que hizo una empecinada oposición. Defensora de las ideas de José Antonio Primo de Rivera, consideraba que el franquismo las había traicionado. El sentido social de aquella gente -entre ellos Manuel Hedilla o Narciso Perales- rivalizaba con la izquierda de entonces y, con entera seguridad, estaba muy por encima de la que hoy sigue siendo llamada "izquierda".

Hay un parentesco bastante más directo entre el franquismo y algunos sectores del PP que entre los falangistas auténticos y el "antiguo régimen". Y sin embargo nadie hace ascos a los acuerdos con los populares, como ocurrió en Molina, donde IU pactó con ellos. Por otra parte, tampoco hay que olvidar la famosa "pinza" entre Izquierda Unida y los "peperos" promovida en los tiempos de Julio Anguita por lo que consideraba una "traición" del PSOE a la ideología y la tradición de la izquierda. Y no sería fácil hacer reproches ideológicos a Anguita, un líder admirado por su honradez y por su insistencia en poner en segundo lugar a las personas y en el primero, como prenda de cualquier pacto, a su eslogan de "programa, programa, programa".

El peligro de los pactos no está en que se los pueda calificar de "antinatura". El peligro mayor está en los acuerdos que, insólitos o no, encuentran su única explicación en que han sido pegados con el cemento de la corrupción ladrillera. En algunos sitios puede haber ocurrido este fenómeno y tal vez lo veremos de aquí a poco. De eso hay que asustarse, y no de las incompatibilidades entre ideologías que, unas y otras, se van quedando en el baúl de los recuerdos."