Leí en Wikipedia que Primo de Rivera había tramado un golpe de Estado contra la República. Sé que no es una fuente muy fiable y quisiera contrastar la fiabilidad de esa información. ¿José Antonio Primo de Rivera intentó llevar a cabo un golpe de Estado contra la República? ¿Fue una de las razones por las que se le condenó a la pena capital?

- Preguntas enviadas por T.

FE de las JONS urdió, efectivamente, una trama de golpe de Estado a partir de junio de 1935. Pero su objetivo no era el derrocamiento de la II República sino la prevención contra la revolución prosoviética que se cernía sobre la España de la época. Una realidad que se mantiene inequívocamente en pie a pesar de los esfuerzos en contra de los “colectivos” de izquierda.

Los hechos son los siguientes: el 19 de noviembre de 1933 se celebran unas elecciones generales en España que dan la victoria a la derecha, encarnada en la CEDA y liderada por Gil Robles. Pero esta mayoría resulta insuficiente e impide la formación de un gobierno estable. Será por tanto necesario recurrir a una coalición de gobierno entre la propia CEDA y el segundo partido más votado, el Republicano Radical. La mayoría necesaria de 237 diputados se lograría sumando otros partidos de menor representación.

Bien es sabido que la izquierda sólo acepta los resultados electorales cuando les son favorables y en 1933 no iba a producirse una excepción. Y así, aunque las negociaciones en la derecha resultaran perfectamente legítimas y democráticas, la izquierda española –la misma que presume hoy de límpida tradición democrática- no se muestra dispuesta a permitir la entrada de la CEDA en el gobierno. En efecto: la izquierda se coloca por encima de la legitimidad democrática emanada de las urnas para dictar las normas que más la contenten.

Como primera medida “democrática”, tanto republicanos de izquierda como socialistas presionan al Presidente de la República para que convoque nuevas elecciones antes que las Cortes recién elegidas –con mayoría de centro y de derecha, insistimos- lleguen a constituirse. Como respuesta al descontento izquierda por los resultados de las urnas Alcalá-Zamora (masón y republicano pero de ideología liberal-conservadora) encarga la formación del gobierno no al líder del partido más votado (Gil Robles, con 115 diputados) sino a su coaligado Alejandro Lerroux (del Partido Republicano Radical, con 102 diputados).

Pero esta solución de compromiso no contenta a toda la izquierda. El ala más radical del PSOE y de la UGT –liderada por Largo Caballero- acuerda entonces desencadenar una revolución armada si la CEDA llegaba a entrar en el gobierno. Y así lo hicieron, efectivamente, cuando la derecha se hizo con dos carteras ministeriales en octubre de 1934. Se desencadena entonces la llamada Revolución de Asturias (pues fracasó en el resto del país) en la que socialistas, ugetistas, cenetistas y comunistas se alzaron en armas CONTRA LA REPÚBLICA  Y SU GOBIERNO LEGALMENTE CONSTITUIDO. La intentona, fallida, provoca la intervención del Ejército, ocasiona en torno a dos mil muertos y patentiza el peligro real que ha salvado el tramo que dista entre la bravuconada panfletaria a las barricadas.

El efectivo desembarco de armas, el frenesí del enfrentamiento armado y la lealtad a los compañeros caídos en la lucha obrera da alas a los delirios más prosoviéticos de la izquierda española. Cuando el 15 de enero de 1936 el PSOE firma un pacto de coalición para las inminentes elecciones generales con los republicanos de izquierda (de Manuel Azaña) lo hace en nombre propio; pero también en nombre del Partido Comunista y de los trotskistas del POUM.

La resolución alcanzada en el Parador de Gredos por la Junta Política de FE de las JONS el 16 de junio de 1935 es un hito intermedio entre estas dos efemérides de la izquierda antidemocrática: la Revolución de Asturias y la formación del Frente Popular, que ganaría las elecciones de 1936 llevándose las actas electorales pistola en mano, según Azaña, y violando todos los escrúpulos de legalidad y de conciencia, según Alcalá Zamora.

Los falangistas interpretan la situación como una amenaza de revolución soviética en España (todavía no se cumplen los primeros veinte años del triunfo de la rusa) y deciden oponerse violentamente a ella. Paradójicamente, si se mira con la debida perspectiva, en estos momentos son los falangistas quienes están del lado de la legalidad democrática frente a la involución.

Siguiendo con su pregunta, la condena a muerte de José Antonio no está directamente relacionada con estos hechos que datan de mediados de 1935. El Tribunal que lo sentencia lo acusa de haber intervenido en la organización de la conspiración del 18 de julio de 1936. Su línea de defensa incidía en el hecho de haber sido detenido el 14 de marzo de ese mismo año, ingresando en la cárcel Modelo de Madrid y trasladado el 5 de junio a la cárcel de Alicante. Una vez allí, el 16 de agosto, en la imposición de un régimen de incomunicación absoluta. En estas condiciones no resulta muy factible que José Antonio pudiera ejercer como organizador y estratega del levantamiento militar. Por más que, efectivamente, sea cierto que de los muros de aquellas prisiones salieran algunas circulares e instrucciones de su puño y letra. Pero poca efectividad táctica y estratégica puede esperarse cuando sólo se recibe una información parcial y retardada del escenario de conflicto y bajo la mirada hostil de los carceleros.