Los cabildos insulares canarios cumplen 100 años, un siglo de servicio a los isleños a través de una gestión próxima y eficaz por parte de unas instituciones que cobraron importancia a raíz de la disolución de la antigua Diputación de Canarias, tras la división provincial del Archipiélago.
Desde que empezaron a funcionar, los cabildos se fueron ganando la confianza y el respeto de los canarios que, por encima de los regímenes políticos y avatares históricos que les ha tocado vivir en todo este tiempo, supieron reconocer en los cabildos a aquellas instituciones que les representaban en los asuntos próximos y defendían sus intereses y especificidades derivadas de la lejanía e insularidad, en el seno de la Nación española.
Los cabildos han sido los artífices del progreso de las Islas Canarias, gestionando las competencias que fueron asumiendo. Son el gobierno natural de las Islas y esa evidencia se impuso tras la aprobación del vigente Estatuto de autonomía, que los ninguneó inicialmente para luego irlos dotando de los ámbitos financieros y competenciales que nunca debieron perder.