Sospecho que el Duque en Palma Do (¡que elegancia!, ¡que campechanía!, ¡como el abuelo!) va a chupar talego irremisiblemente. Pero no debemos de caer en la ingenuidad de pensar que es sólo porque estamos en un Estado de Derecho, porque la Ley no hace distingos o porque al final la justicia (permitidme, como siempre, las minúsculas) es igual para todos.

Pensemos, por favor, quién es el máximo beneficiario de todo esto: ¿la justicia? en absoluto, ¿la igualdad ante la Ley? ¡por favor!. La máxima beneficiada es la Monarquía que podrá así afirmar que en España el que la hace la paga sin distinción de clases y para que todos veamos que también sobre ellos puede caer con toda su fuerza la anorexía de la Ley.

¡¡¡Mentira!!!. La Monarquía no hace sino aplaudir el futurible encarcelamiento del erecto aristócrata por las razones expuestas y dados los vientos republicanos que corren y las tendencias europeas por las abdicaciones, o por lo menos su planteamiento, en no mucho tiempo el Principe Felipe y su adorable esposa (convertida al catolicismo de urgencia y por cesárea) podrán seguir en el machito. No se me escapa, además y en su propio beneficio, quienes aparecen como paladines del republicanismo ante los medios. ¡Terrorífico!.

Pero siempre habrá un buen Ministro de justicia (minúsculas) que, no de forma inminente y al dictarse la sentencia pues hay que guardar las forma, con los años o quien sabe si meses se acuerde del indulto.

¿Y la Infanta?, ¡mira que tenéis mala leche!. La Infanta no sabía nada.

ALBERTO