Hay que leer, José Antequera

En respuesta al artículo aparecido en el blog Diario 16, firmado por José Antequera.

¿Y por qué?

Bueno, su interpretación torciera y sesgada de la Historia, sus deducciones infantiles y su desconocimiento de la figura del fundador de Falange Española, nos han inspirado a aportar una visión que se acerque, aunque sólo sea mínimamente, a los hechos referidos en el escrito.

Sabemos que es absolutamente imposible prescindir de cualquier tipo de interpretación sobre los hechos puesto que la interpretación es una herramienta que los humanos utilizamos para comprender. Sin embargo, una cosa es interpretar y otra lo que hace José Antequera en este artículo: inventar y sentar cátedra en primero de demagogia y oportunismo al uso.

El desopilante artículo de José Antequera

Vamos a ir por orden. Si lo desean, aquí tienen el artículo aparecido en el blog citado, con  el que pueden consultar a qué nos referimos exactamente con las apreciaciones que iremos sumando, párrafo a párrafo. La primera…

El Nacional Sindicalismo no es de corte fascista, sino sindicalista, como su propio nombre indica. Sólo hay que leer con atención y no estar perdidamente sesgado para entender esto. No hay más comentarios al respecto. Bueno, y saber algo, aunque no sea mucho, de Nacional Sindicalismo.

Las intervenciones de Santiago Abascal y José Antonio Primo de Rivera: “¿sé parecen sospechosamente o con una exactitud que provoca escalofríos?” Una cosa o la otra, las dos no pueden ser, señor Antequera. Que no sean ciertas ninguna de las dos, sí puede ser.

En la década de los años 30 del siglo XX español no había ultraderecha. Había derechas e izquierdas. Una pareja indestructible que todavía a día de hoy nos mantiene sumidos en la demagogia más improductiva. Ya entonces vio el jefe de la Falange que había que superar ese concepto, algo que lo relegó al ostracismo, ya que nadie, ni de izquierdas ni de derechas, fue capaz de entender a un visionario, hundidos como estaban ambos bandos en el odio cómodo.

La oscuridad no deja ver la luz. Y la estupidez no deja ver la grandeza. “Solo los ricos pueden permitirse el lujo de no tener Patria”, decía uno de los fundadores de las JONS, Ramiro Ledesma. Pues eso, patria y justicia social  fueron inseparables en la Falange. Lo que usted llama “ultraderecha”, la del siglo XX en España, es ultra, sí, ultra liberal. Ninguna coincidencia.

Tras el crack del 29 no había extrema derecha que resurgiese por ningún lado, lo que proliferó fue lo que dio en llamarse: la nueva política, que se posicionaba justo enfrente de la vieja política”: un liberalismo que, desde luego en España, que es lo que nos ocupa, fue absolutamente incapaz de sacar a las clases medias bajas de la miseria y la ignorancia.

Se llamó “nueva política” a movimientos jóvenes decididos a enfrentarse a las democracias liberales capitalistas, que se habían pasado por el forro lo de democráticas; y la “nueva política” nació del socialismo, uno nacionalista y otro marxista, fascistas y comunistas, respectivamente. Ni rastro de la ultraderecha, lo mires por donde lo mires, siempre que lo hagamos con un mínimo, 100 gramos, aunque sea, de rigor.

Tampoco existe similitud alguna en un mundo que ha dado la voltereta tres veces y que ha cambiado radicalmente. Sólo Internet hace que el término “similutid”, que usted repite continuamente,  no sea más que demagogia barata, sin ningún atisbo de análisis.

Y por otro lado las “depresiones económicas” siempre han sido causa de efectos, lógico por otra parte, cambios que aprovechan unos y otros y el devenir natural de la vida… Santiago Abascal ha aprovechado el descontento que existe en las clases medias y bajas, claro, tiene razón, y Santiago Carrillo o Largo Caballero, siguieron a Max, que es el personaje que mejor se ha aprovechado de la miseria de los trabajadores… Sin embargo el jefe de la Falange no se aprovechó de eso. No sabremos nunca si hubiese aprovechado del tirón del descontento…

No lo sabremos nunca porque a la Falange del 34 no se unieron las derechas en masa. De hecho no hubo jamás masas en Falange. Fue un movimiento que en ningún caso llegó a superar las 10.000 afiliados; 15.000 dicen los más entusiastas, en su mayoría gente humilde, insistimos, en su mayoría, aunque había de todo. No así Vox, a los que realmente se han unido los descontentos no sólo del PP; en Andalucía ha recogido votos de Podemos, y lo sabe, José Antequera, porque el empacho que tiene la gente es más bien contra una casta que viste distintos colores y se refugia en el mismo presupuesto, en el mismo cuento y la misma corrupción y no nos preguntes por qué, al Santi lo ven diferente, a pesar de que ha sido un tío que ha vivido de la política toda su vida, igual de casta.

Desde luego no es el caso de Primo de Rivera, éste miró de frente a su destino y no abandonó ni España ni a sus camaradas, y por eso murió con 33 años.

Los discursos de José Antonio tienen que ver con los de Abascal lo mismo que un español y un esquimal. No hay mucho más que decir… lee, querido. No hay discurso del jefe de la Falange que no sea social. La patria de Primo de Rivera no tenía ningún sentido sin la justicia social, y éste era el eje sin el cual los demás no tenían sentido. Y su crítica a los partidos tenía un propósito concreto: poner en evidencia los intereses partidistas frente al interés común. Vaya… seguro que te suena. Quizá sí hay cosas que cambian poco.

Por no hablar de la talla moral. Mira, José Antequera, el padre de José Antonio fue presidente del Gobierno, no sé si lo sabes, y no hay ni la más mínima noticia, y mira que les tenéis ganas, de que se desviara ni una sola peseta, ni un sólo cargo político ni administrativo a miembro alguno de su familia. Ni de conserje. Es más, Miguel Primo de Rivera muere en una pensión de mala muerte en Francia, después de haber tomado el poder por lealtad a aquel rey que salía de España cada vez que las cosas se ponían feas, como sus antepasados, para poner a salvo su propia vida.

Miguel, sin embargo, lo hizo, salir de España, cuando dejó de serle útil a ese mismo rey que había puesto pies en polvorosa para no responsabilizarse del desastre de Anual y que volvía una vez pasada la tormenta, 6 años después.

Hoy, cada político tiene 10 enchufados por barba. Hasta el alcalde  de “VillaArriba”. Y por su puesto, cargos y más cargos que se van renovando, como es el caso de Abascal, efectivamente. Nada que ver con José Antonio Primo de Rivera. Con su educación, con su honestidad, coherencia y grandeza como persona.

Aún a riesgo de ser cansinos repetimos, José Antequera, la extrema derecha falangista no existe así que no “se propagó como una fiebre”. Nunca fueron más de 10.000 afiliados, 10.00 valientes afiliados, perseguidos por los hunos y los hotros. Lee, los periódicos de la época, por ejemplo. Los 4 amigos de José Antonio que le siguieron, los señoritos de derechas tradicional de toda la vida, nada de extremos, se marcharon muy pronto. Y cuando se firmó la unificación con las JONS, si quedaba alguno, salió echando leches a ponerse a cubierto del revolucionario, que se convirtió en un apestado dentro de su clase.

Una clase que no le venia de “sangre”, por cierto, sino de heroísmo. Por eso, en el fondo e incluso antes de hacerse revolucionario, no lo consideraban “de los suyos”. Por eso no se casó con Pilar Azlor, el amor de su vida, porque al padre de la aristócrata no le parecía José Antonio suficiente noble y además, se había hecho revolucionario.

Mira, José Antequera, si hubieses leído bien, sobre todo sin dejar que tu juicio de “culpable” se anteponga a un mínimo análisis de los hechos, te habrías dado cuenta de que cuando José Antonio dice aquello de “en el fondo, la derecha es la aspiración a mantener una organización económica, aunque sea injusta”, no es precisamente para justificar a las derechas, sino para todo lo contrario, para denunciarlas como una ideología caduca incapaz  de hacer nada por el pueblo español, incluso cuando se refugiaban bajo la bandera, a José Antonio las derechas le daban grima…

 

“Preferimos la bala comunista a la palmada derechoide, porque preferimos mil veces morir de bala que morir de nauseas”, ¿esta frase no te suena, verdad?… claro, no es oportunista.

 

En cuanto a las frase citada sobre las derechas, si la has sacado de contexto sin darte cuenta, es que lees con demasiado odio, y mira, el odio es muy malo, convierte en amargados a sus portadores. Y si la has escrito aún a sabiendas de su intención real, cortándola por la palabra ideal para producir confusión, háztelo mirar… al final, no sale a cuenta insultar así la inteligencia de los lectores. Y si no, que se lo digan a  los lectores que le quedan a Diario 16.

 

Y seguimos, si leyeses más, antes de hablar de lo que no tienes ni idea, te habrías dado cuenta de que no hay una sola palabra de xenofobia en los discursos de José Antonio. Es más, no la hay en ninguno de los discursos de ningún político español de esa época, porque el término y lo que significa no estaba inventado.

 

La familia era un baluarte sí, para todos los españoles, también los trabajadores, y si había alguien que consideraba no la homofobia, otro término moderno, sino a los “maricones” despectivamente, esa era la clase trabajadora y humilde, y sobre todo a esa parte de éstos que decidieron engrosar las filas más radicales del marxismo. No por nada, sólo era una moda. La historia es la que es, no la que nos vendría bien que fuese. Y a veces es bonita y a veces no. Aún así, cambiarla no trae a cuenta.

 

Y sí, ahí tienes razón, “a la curia eclesiástica”, tampoco le gustaban. Y los consideraban “enfermos”, quizá, pero nada de xenofobia. A los únicos que les gustaban los homosexuales, que ni siquiera eran gais, era a los señoritos, que son los que tenían estudios y mayor amplitud de miras, algunos. Mira por donde… Tu visión de aquella época es, repetimos, torciera y sobre todo irreal y no se ajusta a los más mínimos criterios históricos, sociológicos, políticos…

Ramiro de Maeztu siempre defendió la Hispanidad, en eso tienes razón, de igual forma que hoy la defienden filósofos como Pedro Insua, profesores de inspiración marxista, procedentes de la Escuela de Filosofía de Gustavo Bueno, “El materialismo filosófico”, uno de nuestros más brillantes pensadores del los siglos XX y XXI. La Hispanidad como comunidad, como propósito, como hermandad. ¿Cómo te quedas? Poco sospechoso de ultraderechista, fascista y de las Jons.

José Antonio no ha sido mentor de ninguna persona del PP o de otro partido político de los que se presentan a las elecciones, aunque más de uno y más de dos ha repetido frases textuales suyas. Pero no ha sido Santiago Abascal, sí lo han hecho Pablo Iglesias, cuando le dio por no ser ni de izquierdas ni de derechas, o cuando quería una patria social, o Albert  Rivera. Y si hubiese sido el mentor de alguno de ellos, sencillamente, serían muy distintas sus políticas.

Los de Abascal aspiran a una democracia liberal, mejor dicho, ultraliberal,  a juzgar por la pieza de ministro de Economía que han fichado, igual que el PP, CIUDADANOS y el PSOE. El resto de partidos de izquierda en la actualidad, defienden una democracia con privilegios de casta, mientras ponen sobe la mesa alguna que otra propuesta más justa como la nacionalización de las eléctricas, una banca sindical, viviendas públicas,…vaya, nada que no fuese en el programa electoral de José Antonio y los suyos en el 35.

Al final resulta que sí va a haber alguna similitud, aunque sean versos sueltos.

Porque es lo que son, nada más. Las épocas no tienen comparación en estrategia política, sí en valores, por ejemplo, que son universales. Y sobre los valores de José Antonio hay mucho escrito, lee, igual hasta te enganchas. Pero lee sin prejuicios. Si lo que quieres es coger frases sueltas fuera de contexto para rellenar espacios en prensa amarilla, inventándote lo que te de la gana cuando te de la gana… Diario 16 no puede caer más bajo.


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