¿Qué opinan de los carlistas?¿es posible una alianza entre Falangistas y Carlistas?

- Preguntas enviadas por A.

No lo estimamos factible.

El Carlismo no es un término unívoco. Existe un Carlismo de derechas (Comunión Tradicionalista Carlista) y un Carlismo de izquierdas (Partido Carlista).

El primero se define según un trilema clásico que en nada coincide con los presupuestos del Nacionalsindicalismo tal como lo entiende Falange Auténtica:

DIOS: a nuestro parecer la política es una actividad laica en el sentido definido por la RAE: “independiente de cualquier organización o confesión religiosa”. El Carlismo de la CTC es confesional, declara su obediencia filial a la Iglesia Católica (que en múltiples ocasiones ha renegado de ellos en aras de la corrección política) y su intención de instaurar el “reinado social de Cristo en la Tierra”.

PATRIA: entendemos la Patria como un quehacer cotidiano, como una entidad que sólo se justifica a sí misma por mor una serie de proyectos de presente y de futuro comunes a todos los hombres y mujeres que la integran. Este Carlismo de derechas halla la justificación en una visión esencialista y pasadista de la Patria que resulta incoherente con la definición nacionalsindicalista.

FUEROS: el Nacionalsindicalismo no concede ninguna relevancia política a los sentimientos de pertenencia regional. La política se hace en los municipios y las empresas por razones eminentemente prácticas. En el foralismo existe, ante todo, una componente sentimental y romántica, irracional. Por lo demás, las buenas leyes -así como las malas- son universales y no se comprende bien cómo puede resultar una misma cosa buena para un navarro y mala para un gallego. Dejando aparte lo sentimental, claro está.

REY: la pervivencia de algunas monarquías en la actualidad supone un anacronismo político e histórico. Político, porque el principio de igualdad de todos los hombres ante la ley, que es una de las bases esenciales de todos los estados de derecho, supone la negación implícita de los derechos hereditarios para ejercer cualquier forma de poder político o representativo, por muy limitado que se encuentre. Histórico, porque las conquistas democráticas (poder del pueblo, de la colectividad) se han obtenido siempre a costa de las derrotas monárquicas (poder de uno) y hoy la democracia es el modelo político hegemónico en occidente.          

El Carlismo de izquierdas guarda un cierto interés para el Nacionalsindicalismo por dos motivos: por su inequívoca ruptura con la deriva ultraderechista del otro Carlismo (pareja a la de Falange Auténtica aunque muy anterior en el tiempo) y por su sincera apuesta por los modelos autogestionarios. Sin embargo, son herederos del foralismo más radical; en este sentido no debe olvidarse que los movimientos nacionalistas vasco y catalán proceden del Carlismo por vía directa, especialmente el primero. Además, el Partido Carlista profesa la fe del converso izquiedista, lo que lo tiñe de un barniz “progre” que ni resulta creíble en general (fueron “invitados” a abandonar Izquierda Unida después de haber sido una de sus siglas fundadoras) ni soportable a ojos de los conocedores de su larga historia.    

 

 


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