Marruecos ha cruzado otra línea en su escalada de provocaciones a España, con las que quiere seguir condicionando la política de nuestro país y llevarnos hacia una red tramposa que, poco a poco, ha ido tejiendo con el consentimiento de los sucesivos gobiernos españoles desde la dictadura hasta hoy.

Tras la entrega del Sáhara occidental por los últimos gobiernos de la Dictadura de una forma indigna, que dejó constancia de la podredumbre de aquel régimen moribundo para vergüenza de los españoles y de nuestras Fuerzas Armadas, que fueron obligadas a salir del territorio sin poder responder a las bravatas de los de Hassan II, hasta la reciente avalancha de miles de marroquíes sobre Ceuta, espoleados por el propio gobierno alauita a asaltar la frontera española, no hemos parado de ceder ante los malos vecinos que tenemos al sur, y que se sienten cada vez más fuertes ante nuestra debilidad.

Comprar nuestra seguridad a base de dar dinero y prebendas a los marroquíes es una mala estrategia que nos está pasando factura. Probado está que al gobierno del Sultán no le importa la seguridad ni la integridad de sus propios ciudadanos, porque no es Marruecos ningún ejemplo de respeto a los Derechos humanos. El uso de “carne de cañón” como arma en un conflicto de zona gris contra España, es el recurso de un país que se beneficia de nuestras ayudas y las de la Unión Europea, que recibe a nuestros turistas y usa las infraestructuras marítimas y viarias  españolas para acceder con sus productos agrícolas, cultivados a bajo coste, a los mercados europeos donde, para más inri, son nuestros competidores.

Sabemos de la indignación de gran parte de nuestros compatriotas ante las provocaciones marroquíes, plasmadas en las imágenes vistas estos días en Ceuta y Melilla, y creemos que ya va siendo hora de dejar de poner continuamente ambas mejillas a los bofetones del moro y pasar a la acción. Y es que cada acto de provocación por parte de Marruecos, ha de ser respondido con contundencia por España, aquí y en las instituciones europeas donde estamos presentes. La presión económica, militar y política sobre el Reino alauita y sus intereses económicos, debe ser clara para que sepan que nos deben respeto porque estamos dispuestos a hacernos respetar. La nefasta Ley de extranjería española ha de ser derogada y sustituida por otra más dura que impida que ningún país extranjero podrá volver a utilizarla para presionar a España, y el rearme moral y  patriótico de los españoles ha de ser el punto de partida para que nuevas políticas traigan a nuestra Patria el progreso, la prosperidad, la seguridad y el disfrute de las libertades que los españoles merecemos, pero que tenemos que ganarnos con nuestro esfuerzo y auto exigencia.

Junta Política Nacional de Falange Auténtica