Falange Auténtica se une a los que en el día de hoy conmemoran como algo positivo la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Además, Falange Auténtica quiere llamar la atención sobre la necesidad imperiosa de conseguir que los derechos humanos sean verdaderamente respetados y los gobiernos del mundo contribuyan de manera eficaz a conseguir que estos sean una realidad cotidiana y no sólo una declaración grandilocuente, carente de otra utilidad que el rellenar discursos o celebrar días internacionales como el de hoy.

Por ello, nos permitimos denunciar a los gobiernos del mundo, que lejos de utilizar su poder para implantar el cumplimiento estricto de los derechos fundamentales de las personas, optan por defender intereses económicos o políticos que atentan directamente contra la dignidad y la libertad humanas, tan valoradas desde el mismo preámbulo de la declaración de 1948.

La responsabilidad del mundo desarrollado es la de poner al servicio de la humanidad los medios de que dispone para conseguir la erradicación de tantos incumplimientos de estos derechos fundamentales. También es responsabilidad de los gobiernos la consecución de sistemas políticos, económicos y sociales que procuren a los pueblos un marco de desarrollo acorde con lo establecido en la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Desde estas líneas hacemos un llamamiento a la rebeldía, a todas las personas de buena voluntad cuyo esfuerzo puede llevar a este mundo que compartimos todos los seres humanos, a un grado de desarrollo que pueda hacer posible que la enumeración de derechos sea innecesaria, por haber sido todos asumidos de manera universal y ser su cumplimiento algo consustancial con la pertenencia a la raza humana.

Si en este momento quisiéramos enumerar los incumplimientos interesados de los derechos humanos que nuestros gobernantes y los que les gobiernan a ellos, cometen a diario, careceríamos del espacio suficiente en esta página y en muchas más. Por eso, afirmamos que nuestra lucha diaria, nuestro quehacer político de cada día, de cada hora, consistirá precisamente en un permanente esfuerzo por acercar a las personas esos derechos, que sinceramente defendemos, pero que desgraciadamente, echamos de menos en nuestro mundo.

Sabemos que somos muchos en esa lucha y en ese sueño, porque sabemos que somos muchos los que comprendemos que la libertad, la dignidad, la integridad y la justicia son bienes que no se regalan, sino que hay que conquistarlos.

Para los que consideramos al hombre portador de valores eternos y hacemos de la persona el centro de toda nuestra preocupación política, la declaración de los derechos humanos no puede ser sino un rayo de esperanza y una constatación de que el ser humano si realmente lo desea puede encontrar la manera de hacer un mundo mejor.