El Congreso de los Diputados ha aprobado el proyecto de ley para la regulación de los llamados "matrimonios homosexuales", y el derecho a adoptar niños de este tipo de parejas. El proyecto tan solo ha contado con los votos contrarios del Partido Popular (con la excepción de la malagueña Celia Villalobos) y del sector democristiano de CIU.

Cualquier manifestación de amor entre los seres humanos, sean o no del mismo sexo, merece el  máximo respeto, y los poderes públicos deben promover las legislación necesaria para que ningún tipo de convivencia (en este caso emparejamiento) sea objeto de exclusión o marginación. Afortunadamente ha quedado atrás la época de la exclusión legal de la homosexualidad, aunque todavía queda mucho para que la homosexualidad sea algo admitido, cuando menos comprendido, por una parte importante de la sociedad española. Para llegar a este objetivo, no parece el camino más adecuado modificar el sentido de lo que históricamente y en la totalidad de las culturas ha significado el concepto "matrimonio". Desde Falange Auténtica entendemos que las parejas formadas por personas del mismo sexo que así lo deseen deben tener su propio reconocimiento legal mediante la creación de una figura jurídica nueva de la que emanarían derechos y deberes entre los dos componentes de la misma. Entendemos que esa figura jurídica de nuevo cuño debe tener un nombre diferente al que desde siempre ha definido la convivencia ente un hombre y una mujer.

El proyecto de ley aprobado en el Congreso recoge también el derecho de los homosexuales a la adopción de niños.  Es importante que un niño/a crezca con un referente paterno y otro materno. Querer banalizar este hecho es tan absurdo como cerrar los ojos a la evidencia de que las circunstancias de la vida obligan a muchos menores a educarse sin padre o madre sin que eso conlleve necesariamente taras irremediables para su desarrollo como persona. El asunto es complejo y no puede ser, como está siendo, objeto de mercadeo político a base de posiciones dogmáticas que prescinden de lo único importante: el interés del menor. Este es el único punto de vista válido a la hora de afrontar esta cuestión. Lo que ha hecho el gobierno aprobando la adopción por parte de parejas homosexuales parece responder más a un interés político-electoral que a una necesidad social, más aún si pensamos que nuestra legislación permite ya la adopción por personas individuales. El derecho de adopción no puede responder a necesidades afectivas de los adoptantes sino única y exclusivamente al interés de la persona adoptada.

Sentido común. Esto es lo que nos hace falta para sortear tanto  las rigideces supuestamente morales de una parte de la sociedad española, como las engañosas invitaciones al nihilismo que parecen desprenderse de las propuestas gubernamentales. Desde Falange Auténtica apostamos por una moral que responda a nuestro posicionamiento en favor de los valores espirituales, que no pueden ser mermados ni por rigideces doctrinales ajenas a la primera de las leyes, que es la del Amor, ni por posicionamientos presuntamente progresistas pero ajenos a la realidad social.