Hoy es un día triste, muy especialmente para las víctimas del sanguinario asesino Ignacio de Juana.

Y es un día triste pese a su muy prevista llegada. Este día representa la culminación de una larga serie de despropósitos que han hecho que el asesino de 25 personas salga de la cárcel sin haber cumplido ni siquiera un año de prisión por cada asesinato, sin haber indemnizado a las víctimas y tras redimir condena falsificando certificaciones académicas. A todo esto se suma el escarnio de que el asesino podrá vivir a escasos metros de los familiares de varias víctimas de su banda criminal y que lo va a hacer exigiendo a la administración que le proporcione medidas de seguridad.

 

Hoy es un día para acompañar a las víctimas del terrorismo en su dolor y en sus reivindicaciones, para un acompañamiento sincero, bien distinto al de los hipócritas que, tras haber tenido responsabilidades de gobierno y pese a ejercer competencias legislativas, son coparticipes de esta ignominia.

Hoy es un día para reclamar justicia, para reclamar en definitiva que, de una vez por todas, cada uno tenga lo que se merece.

Lutecio