Está dispuesto el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, a repartir "píldoras del día después" a cargo del presupuesto municipal. Miles de adolescentes se quedan al borde del abismo tras mantener relaciones sexuales irresponsables. ¿Es la píldora la solución?

Aquí no estamos hablando del uso del preservativo, que ha sido un avance importante en la consecución de una sexualidad más libre. Estamos hablando de interrumpir un proceso vital ya iniciado, y estamos hablando del tradicional cinismo de la derecha. La presidenta de la comunidad, Esperanza Aguirre, dice que en todo caso la financiación debe correr a cargo del Ministerio, no del Ayuntamiento.¡Lávate las manos como Pilatos, no sea que te llamen carcamal!

Para el falangismo auténtico y democrático estas píldoras que Gallardón parece estar dispuesto a tirar desde el mismo balcón del consistorio no contienen más que muerte: la degradación moral de una sociedad que ha convertido la alegre y sana sexualidad en un acto de egoísmo con final trágico para los que menos se lo merecen.

Desde aquí seguimos postulando el talante de la España alegre y faldicorta, y eso incluye una sexualidad vigorosa sin daños a terceros, ni callejones oscuros.

Litio