El cese, disfrazado de dimisión, del Fiscal Jefe de la Audiencia Nacional, Eduardo Fungairiño, supone un paso de gigante en la estrategia del gobierno de Zapatero, y de Polanco, en anular a cualquier poder del Estado o funcionario público que cuestione el rumbo perverso que están marcando para demoler controladamente el Estado de Derecho y la Unidad Nacional.

Fungairiño, unos de los fiscales que por su tesón, preparación técnica y honestidad fue considerado miembro del "grupo de los indomables" de la Audiencia Nacional, junto a los también fiscales Carmen Tagle (asesinada por ETA), Gordillo o Márquez de Prado, constituía un baluarte en dicho tribunal para hacer valer el Estado de Derecho, especialmente en la lucha contra la banda asesina y separatista ETA.

Con esa cualidad, el hasta ahora fiscal jefe era un obstáculo para la nueva estrategia del PSOE de dialogar con los terroristas y llegar a una nueva tregua trampa que ZP pudiera presentar como aval de cara a los próximos comicios. Por ello, el gobierno ha utilizado al Fiscal General del Estado para poner la cabeza de Fungairiño en bandeja de plata, como gesto hacia ETA y su entorno. Lo que se presentó en principio como una dimisión por motivos estrictamente personales, se ha revelado como un cese debido a la presión política como así lo ha reconocido de forma arrogante el propio Conde Pumpido. Zapatero remueve así otro obstáculo en su carrera hacía una meta de temibles consecuencias.

Pero el asunto no ha quedado ahí. Casi al mismo tiempo que el cese del fiscal Fungairiño nos hemos enterado que la fiscalía del Tribunal Supremo ha solicitado la acumulación de penas en una sola de 30 años para Henry Parot, el más perverso y sanguinario criminal etarra, con más de ochenta crímenes en su haber, cinco de los cuales eran niños hijos de guardias civiles de la casa cuartel de Zaragoza, que fue condenado a 4.799 años de prisión de los que en 2009 cumplirá veinte y, de prosperar la petición, saldría en libertad. Será la sala de lo penal de ese tribunal quien decida sobre ese asunto el próximo día veinte, pero a nadie se le escapa que la actitud de Conde Pumpido hacia Fungairiño y su posterior afirmación del principio de jerarquía en el Ministrio Fiscal y la actuación de la Fiscalía del Tribunal Supremo son dos secuencias de la misma estrategia seguida desde La Moncloa, que el propio Arzallus ha reconocido aludiendo a la necesidad de "sujetar" a determinados fiscales, para tender una mano a ETA a cambio de la tregua con la que ZP se quiere poner la medalla.

Desde FALANGE AUTÉNTICA defendemos la reforma de la institución del Fiscal General del Estado para garantizar su independencia del poder político y que sea elegido por los miembros de la carrera fiscal para promover la defensa del interés público y la acción justicia. También entendemos que las penas para los delitos de terrorismo han de cumplirse de manera íntegra y manifestamos nuestra repulsa hacia cualquier transacción con los terroristas de ETA y su entorno, porque la paz llegará con el triunfo del Estado de Derecho a través de sus herraminetas legales y policiales, sin contrapartidas políticas que supondrían una humillación para las víctimas del terrorismo y toda la sociedad española.