Dice un viejo y repetido proverbio oriental: Cuando el sabio señala a la luna, el necio mira al dedo.

Activistas de la campaña Pobreza Cero simularon hace algunas semanas, para un spot, el robo del escaño del Presidente Zapatero. Durante días y días los medios han debatido hasta el hartazgo sobre lo adecuado o inadecuado de este montaje audiovisual, sobre la seguridad del Congreso, sobre las colaboraciones recibidas desde los funcionarios de la propia Cámara, e incluso una dirigente de los Objetivos del Milenio de las Naciones Unidas inexplicablemente no encontró mejor tarea que hacerse una foto con Manuel Marín y pedirle público perdón por tamaña osadía.

No cabe duda de que todos –medios de comunicación, políticos...- miraron al dedo. Lo peor es que quizá no fuera por necedad, sino que tal vez querían deliberadamente distraer nuestra atención y que todos los ciudadanos mirásemos también al dedo. La luna señalada era el mensaje final del transgresor anuncio, que invitaba a Zapatero a ponerse en pie contra la pobreza.

La luna –oscurecida- a la que había que mirar era que 20.000 personas mueren de hambre cada día en el mundo. Y que esa cruda realidad debería ser una prioridad real para todos los dirigentes mundiales.

Centenares de organizaciones cívicas y sociales, miles de ciudadanos, salieron a la calle el pasado fin de semana en numerosas ciudades españolas para recordar esta lacra, el más importante problema que existe en el mundo. Pero, sobre todo –y ahí es donde les duele- para denunciar sus causas –el injusto sistema económico- y para reclamar contra la inactividad de los responsables públicos. Junto a ellos quisimos estar, codo con codo, las mujeres y hombres de Falange Auténtica, que creemos que pocas causas hay tan justas como ésta.

La reseña de las movilizaciones, el eco de la campaña, la tremenda denuncia de esta tragedia silenciosa, las tendréis que buscar con lupa en las páginas interiores de los periódicos y en los minutos de relleno de los informativos radiofónicos y televisivos. Los desfavorecidos de la tierra no hallarán el hueco en esas portadas y en esos titulares que ocupan asuntos tales como la OPA de Eon sobre Endesa, los digos y diegos de José Bono y el PSOE sobre la candidatura a la alcaldía de Madrid, o el resultado del Madrid-Barça. La pobreza es sucia, no es entretenida y no vende.

Mirar para otro lado es una postura del mundo desarrollado que resulta, sin duda, homicida. Pero es posible que, a la postre, también pueda resultar suicida.

Selenio