FEMTAA- DOCUMENTO DE LA FAO

(El siguente artículo, cobra una especial relevancia al constatar que IRAK concentra una de las mayores reservas de agua del Oriente Medio)

La agricultura en los países en vías de desarrollo tendrá que producir más cultivos por cada litro de agua, conservar los preciosos recursos hídricos y promover el acceso equitativo a los mismos.

Al mismo tiempo, los agricultores de los países en vías de desarrollo tendrán que enfrentarse con la lucha cada vez más fuerte por el acceso a los escasos recursos de agua dulce para usos industriales y domésticos, afirma la FAO en su reciente estudio "Liberar el potencial hídrico de la agricultura", publicado en vísperas del Foro Mundial del Agua que se celebra en Tokyo del 16 al 23 de marzo de 2003.

"Aunque no hay una crisis mundial del agua, es necesario hacer frente con urgencia a graves problemas hídricos y de seguridad alimentaria en varios países y regiones en vías de desarrollo".

"Si queremos evitar una crisis de alimentos en el futuro, necesitamos más inversiones, para incrementar la productividad agraria en los países en vías de desarrollo, mediante el uso tanto de tecnologías nuevas como de las ya existentes. Se necesita la voluntad política de crear un ambiente adapto para mejorar la productividad del agua".

Uno de cada cinco países en vías de desarrollo se enfrentará con escasez de recursos hídricos de aquí al 2030. Oriente Próximo, Norte de África y algunas zonas de Asia están sujetas a escasez de recursos hídricos y a consunción por falta de agua.

La agricultura es con mucho la mayor destinataria de recursos hídricos y a ella van alrededor del 70 por ciento de todas las extracciones de agua (a la industria el 20 por ciento y al empleo doméstico el 10 por ciento). Si la necesidad diaria de agua potable es muy pequeña -cuatro litros por persona- las necesidades diarias de agua para la alimentación personal son mucho mas elevadas y van de los 2000 a los 5000 litros por día.

"Desgraciadamente el debate internacional sobre problemas hídricos tiende a pasar por alto el papel crucial de la agricultura, la mayor destinataria de los recursos hídricos", dice Kenji Yoshinaga.

Mejorar el uso efectivo de los recursos hídricos

"Si en una finca, en un país en vías de desarrollo de la zona árida, se mejora el uso efectivo de los recursos hídricos en un porcentaje del 1%, se ahorrarán unos 200.000 litros de agua dulce por hectárea y por día. Esta cantidad podría bastar para facilitar agua potable a más de 150 personas", subraya Yoshinaga.

"Si la agricultura consigue mejorar la productividad de los recursos hídricos, se podría reducir la presión sobre recursos preciosos de agua y ésta podría emplearse en otros sectores. Esperamos que el Foro Mundial del Agua de Kyoto conceda prioridad, entre las cuestiones de política y de desarrollo ya en programa, al tema de la agricultura y la ordenación de los recursos hídricos.

Necesidades en aumento y uso del agua

La FAO prevé que la producción mundial de alimentos tendrá que aumentar alrededor de un 60 por ciento para poder nutrir a dos mil millones más de personas de aquí al 2030. El empleo del agua en la agricultura será un elemento clave en el aumento de la producción alimentaria, especialmente en muchos países en vías de desarrollo, donde en la actualidad alrededor de 800 millones de personas sufren de hambre crónica.

Se estima que en el año 2030 la extracción de agua destinada a la agricultura de regadío será un 14 por ciento más elevada que en la actualidad para hacer frente a las necesidades de producción de alimentos. Esto supone un porcentaje de crecimiento anual de 0,6 por ciento, respecto al 1,9 por ciento de los últimos 40 años. Los países en vías de desarrollo aumentarán su superficie de riego pasando de los 202 millones de hectáreas a los 242 millones en 2030.

Sólo África cuenta con un potencial de 40 millones de hectáreas destinadas a la agricultura de regadío, mientras en la actualidad se utilizan solo 12 millones de hectáreas.

Alrededor del 60 por ciento de los cultivos alimentarios de los países en vías de desarrollo crecen bajo un régimen de agricultura que depende de la lluvia. Este tipo de cultivos abarca el 80 por ciento de las tierras de labranza. La agricultura de riego produce el 40 por ciento de los cultivos alimentarios en un 20 por ciento de tierra cultivable. Buena parte del aumento de la futura producción de alimentos en los países en vías de desarrollo procederá de la tierra de regadío.

Abastecimiento de recursos hídricos seguro y flexible Las grandes compañías de riego nacionales o internacionales se han ocupado hasta ahora del regadío de grandes extensiones de terrenos agrícolas. Sin embargo, los procesos de toma de decisiones han prescindido casi siempre de la base, eran demasiado burocráticos y dejaban poco espacio a los agricultores y a sus necesidades, dice el informe.

La distribución poco segura del agua ha sido a menudo la razón principal de que los agricultores pasasen a utilizar el agua del subsuelo, lo que en muchas zonas ha desembocado en la explotación excesiva de este recurso. En diversas regiones, la extracción en demasía de aguas del subsuelo es ya muy grave y los niveles bajan a un promedio de 1-3 metros por año.

Una de las prioridades fundamentales a la hora de modernizar el uso del agua es conseguir una distribución segura y flexible para responder a las necesidades de los agricultores, dice la FAO. "En último término son los usuarios los que tienen que decidir que clase de servicio quieren y pagarlo en parte".

Hay que actualizar las tecnologías de riego, las instituciones de este sector deben orientarse más al servicio y los usuarios de los recursos hídricos deben tener voz en este tema. Además se deben fomentar las tecnologías que ahorren agua. El riego por goteo, por ejemplo, que lleva agua solo donde se necesita, cuando se emplea correctamente, es más eficaz que los campos anegados y que el empleo de regaderas.

Las tecnologías baratas, disponibles para los más necesitados, como las pompas a pedal o las pompas mecánicas para proyectos de riego en pequeña escala, se han demostrado eficaces a la hora de ayudar a los agricultores pobres a aumentar la producción de cultivos y los ingresos.