Pablo Sebastián en república.es
Ahora que las tropas americanas de combate se retiran de Irak conviene recordar que España apoyó esa guerra mentirosa e inútil por decisión del presidente Aznar que se sumó en las Azores a la declaración de guerra que hace siete años y medio hicieron pública el presidente Bush y el primer ministro británico Blair. Tres dirigentes que por causa de las mentiras sobre las armas de destrucción masiva de Sadam Hussein y por su belicismo injustificado que ocultaba otros argumentos, como la caza del petróleo iraquí, fueron desalojados del poder en sus respectivos países donde sufrieron las iras y los crueles atentados de Al Qaeda y de sus grupos afines como ocurrió en Madrid el dramático 14-D de 2004 donde doscientos españoles perdieron la vida a manos de los terroristas islámicos.
Aznar se equivocó porque la guerra era ilegal y mentirosa y sobre todo porque la gran mayoría de los españoles se oponía al compromiso de España con ese conflicto y a la ridícula presencia del presidente del gobierno español junto a primeros dirigentes de los Estados Unidos y Gran Bretaña, dos superpotencias militares y económicas con intereses económicos y estratégicos en la zona, lo que no era el caso de España, país con un escaso presupuesto de defensa y sin el potencial militar necesario para acudir a semejante guerra. Pero la soberbia y la ceguera de Aznar que creyó que así España se incorporaba al grupo de países elitistas de Occidente resultó un desastre para él, para su partido y para España porque Al Qaeda puso a nuestro país en el punto de mira de sus objetivos terroristas y pasó lo que pasó en Madrid. Y por eso –y las otras mentiras de Aznar sobre la autoría de los atentados del 14-M- el pueblo español expulsó al PP del gobierno en 2004.