Aunque pueda parecer paradójico, la única actitud verdaderamente democrática que se puede mantener el próximo día 20 de noviembre es esta: la abstención, consciente y comprometida.

Tras años de democracia tutelada, dominada por los partidos políticos, ha llegado un momento en el que ya no es posible mejorar la salud democrática del régimen político español mediante parches a modo de reformas de las leyes vigentes. Porque estas leyes nacieron ya con la voluntad misma de hurtar a las personas la soberanía que les correspondía y dejarla en manos de los partidos políticos, como únicos gestores de los asuntos políticos de la nación.

Falange Auténtica ha decidido abstenerse en las próximas Elecciones generales del 20 de Noviembre y pedir la abstención activa, firme y democráticamente responsable, ya que consideramos las mismas como una nueva estafa política cometida por los partidos en el poder que, con los votos de PSOE, PP, CiU y PNV, han promovido la reforma de la Ley Orgánica del Régimen Electoral General (LOREG) para restringir el derecho al sufragio pasivo de quienes en estos momentos formamos parte de partidos no parlamentarios.

La banda asesina y separatista ETA ha vuelto a declarar a través de tres de sus esbirros encapuchados el definitivo cese de la actividad armada, algo que con otras denominaciones ya ha hecho en el pasado. Inmediatamente multitud de declaraciones han tratado de presentar esta afirmación de los asesinos como un logro de la justicia y el Estado de derecho porque supone la constatación de la derrota etarra, cuando realmente estamos ante un nuevo ejercicio de cinismo por parte de la banda que, ni se disuelve ni entrega las armas ni muestra la más mínima consideración hacia sus víctimas.

FALANGE AUTÉNTICA expresa su enérgica condena ante el criminal atentado perpetrado por el asesino que causó decenas de muertos en Noruega, que fueron masacrados en nombre de unas ideas absurdas que no han hecho más que causar dolor y sufrimiento en la reciente historia de Europa.

FALANGE AUTÉNTICA considera que hay que llamar a las cosas por su nombre y ya está bien de etiquetar a este tipo de asesinos con eufemismos relacionados con las enfermedades mentales, cuando estamos ante criminales metódicos y plenamente responsables del mal que pretenden causar. Los falangistas rechazamos cualquier tipo de ideología que siembre odio y consideramos que bastantes ejemplos hemos tenido en la historia de nuestro Continente para que nadie venga ahora a sembrar la discordia contra personas y grupos sociales o políticos por el hecho de que sean diferentes o tengan otra forma de pensar, arrogándose el papel de “salvadores” de nada cuando en realidad estamos ante vulgares criminales que hacen del odio y la violencia la razón última de sus actuaciones.