Julio Fraile

Este lema fue la primera proclama imperialista de los Estados Unidos de América. Con él comenzó un siglo de guerra orientadas a la consecución de un solo objetivo: el de ampliar su dominio, ya sea directa o indirectamente, fuera de sus fronteras.

Con este grito unánime el Congreso de los Estados Unidos declaró la guerra a España el 23 de Abril de 1898 con la única decisión de acabar definitivamente con la presencia española en América. Esta guerra, que duró 112 días, significaría el fin del imperio español y el comienzo del imperialismo americano.

El hundimiento del barco de guerra Maine en febrero de 1898 en el puerto de La Habana fue la excusa que el gobierno americano esgrimió para la declaración formal de la guerra a la corona de España, aunque ya desde varios años antes colaboraba activamente en ella consistiendo que desde su país se apoyara a la causa rebelde.

La postura americana estaba claramente influida por la presión ejercida por extremistas republicanos que clamaban contra la mala política que para su gobierno significaba el tener una guerra a las puertas de sus fronteras, por otro lado los empresarios y comerciantes de EE.UU. que observaban como el comercio con Cuba se encontraba paralizado. (Cabe destacar que más del 90% de las exportaciones de la isla terminaba en los Estados Unidos). También ejercían presión los propietarios de intereses americanos en Cuba que veían como sus negocios y propiedades se destruían en la guerra que mantenía España contra los sublevados cubanos. Todos estos sectores clamaban contra la intervención en Cuba minando la voluntad del presidente republicano William McKinley, persona de un carácter más bien débil.

Por el otro lado España se encontraba al borde del caos político y económico. Los años de guerra en las colonias había llevado al país al colapso económico, le había costado más de 50.000 muertos, la flor y nata de la juventud de final de siglo, y en la península se pasaba hambre en todas las regiones. Este panorama se lo encuentra a finales de 1897 el gobierno liberal de Práxedes Mateo Sagasti cuando se hace cargo de la jefatura de gobierno. Inmediatamente se va a agravar por el ultimátum transmitido por el embajador americano en Madrid, Sr. Woodford, con la decisión de su gobierno de intervenir en la guerra si el 1 de noviembre no se da fin a la guerra.

Este ambiente de pre-guerra aumenta a expensas del ex jefe de policía de Nueva Cork Theodore Roosevelt, que siguiendo fiel a su lema "Habla bajo, lleva un buen garrote y… llegarás lejos desde su nuevo cargo como Secretario de Marina, toma las siguientes disposiciones: Primero la organización de la flota del Atlántico, situándola al sur, cerca de la isla de Cuba y segundo la llegada del Maine al puerto de La Habana en "visita amistosa totalmente armado y dispuesto para cualquier eventualidad a las 18 horas de haberlo comunicado oficialmente al las autoridades españolas, quienes a pesar de todo autorizan la entrada del barco en el puerto.

A los 21 días de estancia se produce la explosión y hundimiento del Maine, exactamente el 15 de febrero de 1898 a las 21:40 horas de la noche, causando 266 muertos de los 350 tripulantes del barco. A instancias españolas se solicita una comisión conjunta para investigar las causas del hundimiento, negándose rotundamente el secretario de Marina, sr. Roosevelt y efectuando ellos mismos su propia investigación, sin dejar acercarse al buque hundido a la comisión española, ni tan siquiera hablar con los marinos heridos.

Las conclusiones de estas investigaciones serían totalmente diferentes: para los españoles la voladura se había producido por un incendio en los almacenes de carbón afectando a un pañol de munición, siendo este el causante de la explosión, mientras que la versión americana afirmaba que la explosión fue producida externamente por un torpedo o artefacto. Los EE. UU. Deciden acusar a España de haber sido incapaz de ofrecer seguridad al barco en sus aguas jurisdiccionales.

No obstante estas investigaciones no valieron para nada. Desde el mismo instante de la explosión los acontecimientos se desarrollaron a una velocidad de vértigo sin esperar para nada las conclusiones de las comisiones, siendo el principal instigador el futuro presidente de los Estados Unidos el sr. Roosevelt: dos días después de organizarse la comisión americana ordena al jefe de la flota del Pacífico, anclada en la base naval británica de Honk Kong prepararse para tomar Filipinas, ordena ese mismo día el traslado al puerto de Nueva Cork de 32 cañones para armar urgentemente unos buques mercantes que, curiosamente, se encuentran ya listos para la guerra, y 3 días antes de que la comisión diera su veredicto recomienda oficialmente al presidente McKinley una intervención armada inmediata.

El 29 de Marzo, ya con más de 300.000 voluntarios reclutados para la guerra contra España, llegan a la Casa Blanca las conclusiones de la comisión americana y el 2 de Abril lo hacen las españolas. Esa misma semana se debate en el Congreso el tema de la responsabilidad española acordando que "España era responsable […] porque fracasó en su deber de protección elemental de un buque de guerra en visita amistosa, imponiendo a España el ultimátum del 23 de Abril para que España renuncie a su soberanía en Cuba.

El 21 de Abril España rompe relaciones diplomáticas y envía su flota rumbo a Cuba que se encuentra bloqueada desde ese mismo día por la flota americana. El 1 de Mayo la flota del Pacífico ataca Calvite en Manila y destruye la flota española en dos horas. El 22 de Junio 20.000 soldados americanos desembarcan en Daiquiri y Siboney tras haberse apoderado una semana antes de la bahía de Guantánamo. El 1 de Junio la fuerza expedicionaria ataca Santiago de Cuba sitiando la ciudad y al día siguiente destruye la flota española atrapada en el puerto de la ciudad. Tras sufrir 2 intensísimos bombardeos el 15 de Julio se rinde la ciudad, acordándose un armisticio.

El 10 de Octubre de 1898 se negoció en París el resultado de la guerra: España perdía todas sus colonias en América y Filipinas.

La explosión del Maine fue el comienzo del imperialismo americano y como tal se convirtió en un símbolo. Por este motivo en 1976, y tras un nuevo estudio de más de 2 años a cargo del Almirante Hyman Rickover (experto americano en energía nuclear) junto con una comisión de expertos y todos los adelantos tecnológicos, determinan que el hundimiento del Maine se debió a un incendio producido en la carbonera A-16 situada bajo el pañol de municiones causado por el almacenamiento de carbón bituminoso susceptible de combustión espontánea, tal y como había pasado durante el año 1898 a más de 40 barcos de la armada americana.

Curiosamente al cumplirse 104 años de estos acontecimientos nos encontramos de nuevo al gobierno de los Estados Unidos embarcados en una nueva guerra imperialista, con un guión muy parecido al que usó para extirparnos nuestras últimas colonias, en la caso de obrar igual, muy mal veo el futuro del pueblo iraquí.

Julio Fraile
Oviedo, 22 de febrero de 2003.


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