Antonio Eduardo Pascual Martínez

El libro de Miguel Argaya, "De lo espontáneo a lo difícil" debería ser de obligada lectura para todo falangista preocupado por la sempiterna postración de la falange joseantoniana. Digo joseantoniana, y no ramirista por las razones que se verán. El autor centra su libro en un tema medular: la contradicción entre la tesis de Ramiro Ledesma, tendente a la absorción del indivduo por el Estado a causa de su filosofía hegeliana y la postura de José Antonio, católico clásico que se forma en el pensamiento tradicional español pero que acaba adoptando ¡por mor de ese mismo clasicismo! una postura radicalmente revolucionaria inspirada en el sindicalismo que hoy llamamos autogestionario.

Salvo FE (Independiente), y desde una óptica confesional que a muchos falangistas no nos convence, ninguna organización falangista ha comenzado por solucionar el equívoco adoptando de inicio uno u otro principio. Alegremente se venía diciendo que todos cabemos, que nos une "lo fundamental" (¿Y qué será lo fundamental? ¿las canciones e himnos? ¿los gritos "de ritual"?) y nos separa lo "accesorio"; incluso se ha dicho que las acciones unen y las ideas separan, por lo tanto dejémonos de muchas ideas y movámonos por consignas y credos cortitos.

Todos los grupos políticos falangistas que han surgido en los últimos tiempos han tratado de ser lo más compendiosos posible, y en su declaración inicial de programa básico lo más que han hecho ha sido una "lluvia de ideas" (me explico para quien no sea docente: los "profes" antes de iniciar un tema estamos obligados a saber lo que los alumnos dominan de lo que les vamos a enseñar, poniendo en la pizarra frases cortas sobre dicho tema que ellos hayan visto u oído por cualquier medio. Después, durante la exposición, tratamos de establecer UN HILO CONDUCTOR que dé una imagen sistemática según un principio explicativo y coherente de causa-efecto a toda esa lluvia de ideas previa e inconexa que ellos tenían en principio). Con esa lluvia de ideas todos estamos de acuerdo. Pero como no se establece entre ellas ninguna jerarquía y lo que es más grave, ningún principio medular, rector de todo el conjunto, resulta que nos hemos unido por que somos muchos los que queremos la justicia social. El final del racismo y la xenofobia, la atención a Ceuta y Melilla -y a las Chafarinas-, lo asqueroso que nos resulta todo lo relacionado con el borbonismo, las infantitas y demás, etc etc..

Pero no basta esto, claro. Y luego resulta que en el seno de un congreso "ideológico" la gente se pasa hasta las tres de la madrugada debatiendo y votando sobre la pena de muerte. La pena de muerte es inadmisible para un joseantoniano, pero a lo mejor no para un ramirista. Los primeros dicen que el ser humano es portador de valores eternos y que su libertad, integridad y dignidad son los fines supremos de lo que llamemos Estado. Incluso se atreven a invocar los principios iniciales de FE para decir que la Falange jamás, jamás, utilizará la violencia como medio de imposición política. Mucho caso no se ha hecho a esto: véase el color de la camisa de los asesinos de Atocha, o de los cometigres actuales dando un espectáculo bochornoso de violencia e intolerancia en las manifestaciones "por la unidad de España" (¿Qué coño es España para ellos?) que se han celebrado en muchas capitales de provincias. Y esta es la imagen cabal que los españoles tienen de los que vestimos camisa azul.

Ya basta de invocar a la manía persecutoria que tenemos todos diciendo que el Régimen nos silencia, nos persigue, tiene "miedo" a nuestras poderosas razones... Somos para ellos ni más ni menos que unos chulos niños bien de ultraderecha -el peor gamberrismo es de los niñatos de Serrano-. Y menos mal que no leen algunos textos de ¡camaradas! muy reconocidos que llegan a afirmar con Le Bon (escritor neofascista de la Nueva Derecha francesa) que a las masas hay que engañarlas, aparentando de principio estar de acuerdo con ellas.

No creo recordar ningún texto fundacional que nos venga a decir que los falangistas tengan que templar gaitas evitando escollos doctrinales que puedan ofender a unos o a otros. Si evitamos el compromiso, acabaremos obteniendo de nuestras organizaciones una serie de conventículos que generarán -sin duda- escisiones a izquierda -cada vez menos- y a la ultraderecha fascista, cada vez más y mejor nutrida.

Aunque parezcamos hoscos, antipáticos y fuera de la moda postmoderna tendremos que construir un cuerpo doctrinal que tenga como eje al Hombre como portador de valores eternos. Por lo menos aludo a los que se sientan seguidores del patriarca de la Falange, Narciso Perales. Y que tengan a la "Auténtica" no como un recuerdo glorioso de los que se colgaban en las tiendas de los campamentos de la OJE, sino como un compromiso de continuidad; al menos como lo fue entre el FSR -Frente Sindicalista Revolucionario-, expresión de la fidelidad y ortodoxia más exigente a la verdadera Falange de José Antonio (sin olvidar la suprema ortodoxia del FENAL de Hedilla, Narciso y Patricio Gonzáles de Canales) y como lo fue FE de las JONS de Narciso y Pedro Conde, partido en el que me honro en seguir militando, porque nadie me ha echado de él, aunque fuese asesinado por traidores y canallas vendidos a Suárez. Y el que se pique, que se rasque..

¿Y cómo se hace un cuerpo doctrinal que tenga como eje al Hombre? Empecemos leyendo a José Antonio. En todas sus intervenciones se adivina el principio humanista-católico. "Es más humano, y salva a mayor número de gentes, el hacer la Reforma Agraria a riesgo de los capitalistas (se debate si darles o no indemnización) que a riesgo de los hambrientos de siglos". Otra muestra es cuando en el juicio de Alicante, se defiende insistiendo en que la opción sindicalista la eligió por ser la más "humana", más cercana al obrero y a sus decisiones que el bolchevismo soviético autoritario. No olvidemos tampoco que el discurso en defensa de su Reforma Agraria lo hizo en el seno de la República española, no para su "utopía" sindicalista.

Sin duda, algún "camarada" actual le moteje de "enfermedad infantil del izquierdismo" al anteponer el bienestar urgente, inmediato, del obrero, aun a costa de afianzar aquella República tan marxista y tan denostada, a los fines últimos de todo proyecto revolucionario que posponen para llegado el triunfo, dicho bienestar obrero, no sea que si lo logra antes, se le diluyan las fuerzas y con ellas, los medios para alcanzar el fin metapolítico. Pues no, mira. Para los falangistas de José Antonio y Narciso -incluso para los anarquistas de la FAI, como Diego Abad de Santillán- el Hombre era un fin en sí mismo, y nunca un medio a utilizar por santos y revolucionarios que sean los fines.

El rechazo frontal a la violencia está ya expresado en los puntos iniciales de la Falange, y aunque los "ramiristas" sigan a su maestro poniendo de vuelta y media a José Antonio, ahí estará para siempre la figura de nuestro Fundador dando un abrazo en las Cortes a Indalecio Prieto, cuando la ocasión lo requería y para demostrar que entre españoles no hay abismos insondables de guerra civil. Es obvio que a José Antonio no le dio tiempo en su corta vida política a sistematizar su doctrina política y social. Es labor de sus seguidores.

En Burgos, los camaradas de la Auténtica redactamos un "programa máximo " que tenía como eje al Hombre portador de valores eternos. De él derivamos unos derechos como individuo, que son -incuestionablemente- a la vida, a la dignidad y a la libertad. Y a la libertad muy concreta y compendiosa; a la de saber -enseñanza pública única y gratuita-, a la de poseer -patrimonio familiar, atacado y cuestionado por el capitalismo- y a la de decidir política, económica y socialmente por los menos intermediarios posibles. Aquí, en el capítulo de su soberanía social de "decidir" arranca el sistema de representación por delegación responsable y personalista que es armonioso con el "organismo económico de la Revolución" de Diego abad de Santillán. Eso que los de la Auténtica llamábamos La República sindical y comunal de los trabajadores de España basada en la Confederación Libre de los Municipios y Comunas de España.

¿Que nos vais a decir que eso se parece mucho, mucho al anarcosindicalismo español? Pues mira, si; por ahí le anda. Salvo con la sutil distinción de nuestro rechazo doctrinal al nihilismo filosófico del anarquismo, que según José Antonio "se anula cuando pretende afirmarse". Pero si hemos de hacer caso a un notorio fundador, que fue David Jato Miranda, mucho "perdimos cuando los de derechas nos dejaron de llamar FAIlangistas".

Vaya, y con todo eso ¿Dónde dejamos a la Patria, a su sacrosanta unidad y todo eso? A lo que respondemos: "Dicen que la Patria es una Cruz y una bandera. Pero yo siento que mi patria está en mi hermano que sufre la explotación" Porque la Patria para nosotros no es una cultura -palabreja que oculta un fascismo repulsivo por el que se ha dejado seducir la izquierda en general- ni un idioma, ni un floclore, sino una misión que en nosotros se llama Revolución. Si no hay Revolución no hay Patria. O en palabras de José Antonio, que dejó bien claro que la Patria no puede ser la sujeción a la tierra donde venimos padeciendo durante siglos. Que todo falangista dará la vida por la Patria, sí; pero por la Patria que la Falange entiende y quiere. No por esa tan cara a la derecha que no es sino el envoltorio de un orden burgués podrido y decadente, como la bandera que últimamente han hecho ondear en la plaza madrileña de Colón.

Humanismo cristiano -o como me corrigió mi camarada Jefe Nacional Pedro Conde-, humanismo católico. Pero que nadie se asuste, que no convido a nadie a ingresar en las filas del FEI. El catolicismo de José Antonio es el que filósofos de la importancia de Gustavo Bueno -materialista y marxista- identifican con el racionalismo universalista que dio mejores frutos al mundo, sin duda, que el presente catolicismo aliado a un agnosticismo vergonzante que es el pensamiento correcto políticamente del clero español. Querer suprimirle privilegios fiscales y políticos no invalida en nada el mensaje puro de José Antonio. Y mucho menos querer fundamentar el "estilo y la ética" falangistas en esa religiosidad joseantoniana que sedujo incluso a ateos convencidos -y no por ello dejaron de ser jefes responsables de nuestra primitiva organización, amigos de FEI- como el excomunista y exmiembro del Comité Central del PCE Manuel Mateo.

José Antonio -sabedor de ello por intermediación de Ximénez de Sandoval- consciente de su misión política que no había de ser confundida con su personal opción religiosa, se negó a "convertir" a su buen camarada. ¿Por qué ahora no se comprenderán estas sutilezas, sin embargo tan fuertes y llenas de sentido?

Son dos las claves, queridos camaradas, del despegue de una falange que quiera ser Auténtica: La primera es el sentido trascendente del Hombre, y la segunda el humanismo cristiano. Pero si por sentido trascendente del Hombre ya entendemos subordinado a él el Humanismo, ya no corremos el riesgo de caer en un humanismo renacentista que prescinde de Dios. Y al ser no confesionales tampoco corremos es riesgo de entrar en esa corrupción del clero que no disimula su insidia al albergar en su seno a las ONG -versiones modernas del ropero piadoso de las parroquias y de la caridad, que da a su título lo que en justicia corresponde- y a organizaciones fascistas como el PNV y la ETA, basadas en un nacionalismo cultural, por cierto, especialmente grato a muchos de los que denomináis "camaradas".

No soy tan antirramirista como pueda inferirse de lo que he dicho -y de lo que decía la Auténtica de Narciso-. Reconozco que en la formación intelectual de Ramiro faltaba absolutamente ese relativismo respecto a lo objetivo, a la verdad de la "cosa en sí" como independiente de la percepción subjetiva, que constituye la nuez del mensaje de Heidegger y que compartía Keysserling, aun sin haber leído al primero, hecho que Ramiro, con sagacidad, le echa en cara. Ramiro traduce a ambos, cuando en España ni Ortega tenía ni pajolera idea del vitalismo heideggeriano.

Otra cosa es que su formación intelectual, sincera y honda, no la traspusiese a su vida política, en la que abrazó doctrinas totalitarias emparentadas con las tesis de Heidegger y de Hegel. Comparto con él la idea del Estado laico -sin contradicción con el espíritu que lo anima en la concepción de José Antonio- y la idea de la Moral Nacional. Esa sí que es medular en la concepción auténtica falangista. Más hoy que en tiempos de Ramiro, la Iglesia ni puede ni debe dar un sentido moral a la vida nacional. Es nihilista, lo que ha quedado muy claro en la circular de los obispos vascos.

El pueblo español, huérfano de la moral objetiva que le proporcionaba la Iglesia de antes, racionalista universal, como le gustaba a Gustavo Bueno, anda necesitado de una moral nacional, como la ha tenido Francia, desde su Revolución. Y ahí estamos nosotros, en la originalidad de nuestro mensaje. ¿Hay acaso, alguien que diga lo mismo y en el mismo sentido? ¿Algún partido tiene una moral, una ética, una manera de "ser", un estilo?.

Acabando ya, camaradas. Dimitiré de mi militancia en FE de las JONS (Auténtica) e ingresaré en vuestras filas cuando a toda esa lluvia de ideas que constituye el "somos muchos" llegue un principio conductor que haga al partido claro -en sus elementos internos- y distinto -en cuanto a la diferenciación con todo lo que no es-.Y no lo olvidéis: donde todos los falangistas cabemos, al final, no cabe nadie.

¡Arriba España1 ¡Arriba el Hombre!


José Martín Pinto

La actuación política de José Antonio podemos enmarcarla en dos etapas:

1ª La etapa anterior a la creación de Falange Española. (1922-1933).

2ª La etapa falangista (29-10-33 al 18-11-1936)

En la primera etapa, José Antonio interviene políticamente guiado por un sentimiento filial, en la defensa de su padre.

Proclamada la República el 14 de abril de 1931, se celebran elecciones constituyentes el 4-10-1931. José Antonio se presenta por Madrid con el lema: "Por una sagrada memoria, hay que oír a los acusados, y no consiguió ser elegido.

Los hechos políticos de la 2ª República muestran a José Antonio un proceso de disolución y corrupción democrática, que conduciría a la grave crisis de 1936. Nadie había esperado tanto de la República como los intelectuales, republicanos, en su mayoría, y de espíritu liberal; por eso la decepción fue extraordinaria al comparar la República que habían anhelado con la realidad.

Los "orteguistas, entre los que se encontraban Alfonso García Valdecasas y María Zambrano, entre otros, intentaron crear un movimiento o partido nacional, superador de los partidos y para ello constituyeron el Frente Español, partido encaminado a salvar a la República de los dogmas de la derecha intransigente, de la izquierda radical y del centro doctrinario.

A estas reuniones fue invitado José Antonio.

El Frente Español no prosperó, y al fundar José Antonio Falange Española, María Zambrano exclamaría: "Nos han robado la F.E, puesto que las siglas de Falange Española coincidían con las del Frente Español.

José Antonio, a parte de abogado, tenía una gran formación literaria y en idiomas modernos y una gran afición a la poesía. De todos es conocida su amistad con García Lorca, Luis Rosales, etc.

Había estudiado las obras de Spengler, Keyserling, Marx, Lenin, Ortega, así como a los tradicionalistas españoles.

También conocía a fondo la doctrina social de la Iglesia a través de las encíclicas y los movimientos católicos, como el personalismo de Mounier, como veremos más adelante.

El patriotismo era un sentimiento familiar en José Antonio, formado en el seno de una familia militar. Por eso buscaba un credo político que apelase a los sentimientos estéticos y a los instintos generosos, es decir, a un nacionalismo de estilo poético e idealista. El problema político consistía, según José Antonio, en realizar en cada época histórica de un pueblo su forma democrática, a fin de salvar su contenido, real y esencial de sus valores populares, y, en concreto, sopesar la forma liberal de la democracia, que mostraba por un lado su ineficacia e incapacidad de servir a la justicia social y, por otro, su fragilidad ante el desafío revolucionario del comunismo.

De estas dos premisas partiría José Antonio para formular su teoría orgánica de la sociedad, su síntesis de reordenación política orientada a corregir los excesos del individualismo extremo y del colectivismo absoluto.

Es curioso analizar el personalismo que el filósofo francés Emmanuel Mounier elaboró como una posible tercera vía y las coincidencias con José Antonio.

El 1929 es una fecha clave para Mounier. La crisis del capitalismo llega a profundidades insospechadas y la revolución bolchevique de 1917 ha dado ya sus primeros frutos.

El capitalismo de derechas o de izquierdas se está mostrando ineficaz para solucionar el gran problema del momento: el desorden establecido.

Capitalismo y comunismo son, en realidad, meras soluciones económicas. Uno se basa en la idea de que las soluciones económicas son las únicas valederas para rescatar la humanidad de la alienación a que se encuentra sometida por el poder; el otro predica el humanismo de sálvese quien pueda, que cada uno se la apañe como Dios le dé a entender.

Aparece el anticomunismo, ideología basada en el anti, para poder conservar lo que se posee, y en el pesimismo abstencionista.

Una parte importante del mundo intenta salirse de este doble cerco, y aparecen el fascismo italiano y el nacional-socialismo alemán. Ambos movimientos representan un afán desesperado de superación, pero ambas doctrinas fueron incompletas porque desdeñaron el eje moral de los valores humanos personales.

Mounier afirma con Peguy la necesidad de una revolución y propone frente al pesimismo abstencionista la autenticidad cristiana, aunque el movimiento personalista no es parcela exclusiva del cristiano, es patrimonio de todo hombre que respete a la persona.

Pero el cristiano no tiene por qué pedir fuerzas revolucionarias a nadie que esté fuera del cristianismo.

El Evangelio contiene, a primera vista, suficiente cantidad de explosivos para hacer saltar la familia, el Estado, las relaciones de clase, las estructuras de propiedad, las fronteras, los cuadros de razas, las conveniencias, es decir, el conjunto de las relaciones sociales. Es lo que pensaban los emperadores romanos. Ellos no perseguían a iluminados, sino a subversivos.

El programa revolucionario de Mounier se podría sintetizar en los siguientes puntos:

  1. La sustitución de la economía anárquica fundada sobre el provecho, por una economía organizada sobre las perspectivas totales de la persona.
  2. La socialización sin estatalización de los sectores de producción que alimentan la alienación económica.
  3. El desarrollo de la vida sindical.
  4. La rehabilitación del trabajo.
  5. El primado del trabajo sobre el capital, etc.

Discurso fundacional

En esta encrucijada histórica tiene lugar el acto fundacional de Falange Española un 29 de octubre del año 1933.

Comienza haciendo una crítica al sistema liberal, aunque se reconoce una conquista irrenunciable: la igualdad ante la ley.

En este mundo retórico, habituado a la altisonante perorata de la fraternidad, la igualdad y la libertad, se engrosaba, día a día, el ejército de desposeídos y circundaba con una franja de miseria las grandes ciudades de Occidente.

Por eso tuvo que nacer el socialismo. El socialismo nace cuando el liberalismo se muestra incapaz de resistir el empuje vigoroso de las grandes masas humanas desplazadas.

Un dilema gigantesco se plantea a los hombres: de un lado, la perspectiva de la inseguridad liberal, de la injusticia capitalista, de la ineficacia del sistema de partidos, del mercantilismo egoísta y desintegrador; de otro, la amenaza del comunismo, la colectivización gregaria del hombre, el sacrificio de la idea de Patria y de la idea de Dios.

La doctrina joseantoniana se constituye sobre dos ideas fundamentales: el concepto del hombre y la valoración de la Patria.

Para los socialistas, el hombre era un ser que se terminaba en sus necesidades materiales. La injusticia material del liberalismo va a ser superada: el hombre va a tener vivienda y alimento; pero ya no es sujeto de derechos individuales, va a ser un número, un dato estadístico, un esclavo de la colectividad.

Para el pensamiento liberal, el hombre es portador de derechos subjetivos y abstractos, pero el ámbito individualista no basta para determinar la esfera total de la hombreidad.

Superando estos dos conceptos antagónicos, José Antonio salva las vertientes positivas de ambas.

El hombre, para José Antonio, es libre, sujeto de derechos inalienables, igual a los demás hombres, también es un ser al que hay que otorgar la posibilidad de ejercicio de sus derechos y la satisfacción de sus necesidades de acuerdo con su integridad personal. El hombre es portador de valores eternos.

La dignidad humana, la integridad del hombre y su libertad son valores eternos e intangibles.

Falange y Fascismo

Muchos identificaron a Falange Española con el Fascismo.

Para demostrar lo contrario podemos acudir a numerosos textos:

  • José Antonio en una conferencia dada en Madrid el 16-1-1931, sobre la forma y contenido de la "democracia decía: "la aspiración a una vida democrática, libre y apacible será siempre el punto de mira de la vida política... "no prevalecerán los intentos de negar derechos individuales ganados con siglos de sacrificios.
  • El diario liberal El Sol calificó el discurso fundacional como un movimiento poético, preocupado por el estilo y la forma externa, que rechazaba por no ser un fascismo hondo y auténtico.

José Antonio declaró textualmente el 19-12-1934 que F.E. y de las J.O.N.S. no era un movimiento fascista; tiene con el fascismo algunas coincidencias en puntos esenciales de valor universal:

  • Dirigiéndose a Prieto dijo: "porque resulta que nosotros hemos venido a salir al mundo en ocasión en que el mundo prevalece al fascismo, y esto le aseguro que más nos perjudica que nos favorece... "vosotros tenéis un sentido de Estado que imponéis enérgicamente. Ese sentido de Estado, ese sentido de creer que el Estado tiene algo que hacer y algo en que creer, es lo que tiene de contenido permanente el fascismo.
  • En sus escritos "Ante una encrucijada en la Historia Política y Económica del Mundo (9-4-1935) nos expone que la revolución total, la reorganización total de Europa, tiene que empezar por el individuo, huyendo de todo panteismo estatal. Y en una carta dirigida a su primo Julián Pemartín le decía: "Yo, por mi parte, serviría para todo menos para caudillo fascista. La actitud de duda y el sentido irónico, que nunca nos dejan a los que hemos tenido más o menos una curiosidad intelectual, nos inhabilitan para lanzar robustas afirmaciones sin titubeos que se exigen a los conductores de masas.

Ideas esenciales de José Antonio

  • El concepto del hombre como portador de valores eternos.
  • La consideración de la Patria como unidad de destino en lo universal.

Ante las elecciones del 16-1-1936 /Arriba nº 28) diría: "Queremos que se nos devuelva el alegre orgullo de tener una Patria. Una Patria exacta, ligera, emprendedora, limpia de chafarrinones zarzueleros y de muchas roñas consuetudinarias. No una Patria para ensalzarla en gruesas efusiones, sino para entenderla y sentirla como ejecutora de un gran destino.

  • La exigencia de la Justicia Social.
  • La implantación del sindicalismo como sistema de ordenación económica y vía de representación política junto a la familiar y municipal.
  • La concepción de un Estado social de Derecho como instrumento-medio y no fin, subordinado a principios morales y al fin trascendental del hombre.
  • La concepción de la propiedad como proyección directa del hombre sobre las cosas.
  • La consideración del trabajo como el mejor título de dignidad.

Todos estos conceptos tienen plena actualidad y tal vez con otros ropajes y otras palabras, pues el contexto histórico es diferente, pudieran alumbrar esa tercera vía superadora del capitalismo y del colectivismo que el mundo necesita.

José Martín Pinto
Lcdo. en Filosofía y Letras y en Ciencias Políticas y Sociología.


José Ignacio Sanz

Seguimos sin ver a nuestra gente del cine y de la cultura en general plantarle cara a la dictadura y a la falta de libertad que se vive en el País Vasco y algunas zonas de Navarra. Mucho se les echó en cara desde algunos medios esta cuestión después del numerito de los Goya y del Congreso, y parece que unos pocos tomaron nota y casi en actitud un tanto forzada acudieron al acto de protesta de la plataforma BASTA YA frente a la sede del Gobierno Autonómico Vasco. También parece que empezaron a incluir en sus soflamas antibelicistas la coletilla del "ETA NO", que en el fondo queda más o menos igual que decir "HAMBRE NO", "INJUSTICIA NO" o "PARO NO", o sea, algo de cara a la galería. Además va Aitana Sánchez-Gijón y dice en Alemania que en España no hay libertad de expresión, y se queda tan ancha. Ya puesta, podría haber dicho toda la verdad y haber explicado que en una parte de España, Estado miembro de la Unión Europea, de la OTAN y del Consejo de Seguridad de la ONU, no existe la LIBERTAD después de 25 años de democracia por culpa de una banda terrorista marxista, de la complicidad de un gobierno autónomo nacionalista y de la falta de coraje del Gobierno de la Nación. Y la pregunta que nos hacemos todos es la siguiente: ¿Dónde estaban o están todos esos que no han movido un dedo jamás contra la dictadura autonómica nacionalista y muy poquitas veces contra ETA, pero con tanta vehemencia y rabia salen a la calle megáfono en mano soltando soflamas pacifistas y contra el gobierno, esos que delante de las cámaras de televisión en el Congreso cortan el discurso del Presidente del Gobierno y montan una algarada luciendo camisetas contra la guerra? Todos ellos van de furibundos antifascistas y muchos lucharon contra la dictadura franquista, eso dicen ellos, pero resulta que tenemos una dictadura aquí cerquita en el norte y todavía no han movido un dedo. ¿A qué esperan? ¿Cuándo podremos verles por el bulevar donostiarra con sus pancartas gritando contra la dictadura nacionalista que allí impera desde hace tantos años y contra la falta de libertad que padecen sus ciudadanos? ¿Cuándo irrumpirán en el parlamento vasco con sus camisetas y cortarán el discurso del lendakari? ¿Cuándo podremos ir a ver al cine alguna película de denuncia contra esa dictadura nacionalista y que tenga como protagonistas a Bardem, Sánchez-Gijón, Botto y compañía? Yo de momento y hasta que no llegue ese día me abstendré de ver ninguna serie y de ir al cine a ver cualquier película en la que aparezcan alguno de esos actores y directores. ¡Ni un duro a estos cantamañanas comprometidos con la demagogia!


José Manuel Cansino

El progreso social equivale a la realización de valores tanto individual como colectivamente. Esta es una de las conclusiones a las que llegó Manuel García Morente, catedrático de Ética, en "Ensayos sobre el progreso". Como es sabido, junto con Ortega y Gasset y el doctor Marañón, García Morente fue uno de los más significados intelectuales españoles de la Generación del 14 comprometidos con los inicios de la II República.

La incógnita de la definición de García Morente es -naturalmente- el concepto de "valor". A despejar tal incógnita dedicaron parte de sus esfuerzos primero Ortega desde la Revista de Occidente y luego Julián Marías.

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Miguel Ángel Loma

Primero fue el ministro de Defensa, don Federico Trillo, conocido cariñosamente como el minisTrillo, quien sentó cátedra cuasipapal declarando que como católico no tenía ningún problema de conciencia para no seguir las indicaciones del Papa contra la guerra, porque "las materias sociales no son de fe" y por tanto "no hay obligación" de seguir al Papa en esta minucia moral. Posteriormente ha sido su jefe, don José María Aznar, declarando en ABC que "La paz, como ha recordado el Papa, debe basarse en el respeto a las resoluciones de la ONU", palabras que así enunciadas, y salvo que se las haya dicho el propio Papa en una audiencia privada, no he visto recogidas en ningún lugar. Como existe un creciente distanciamiento entre el PP y el electorado católico más comprometido con su fe, los populares se ven llamados a convertirse en exégetas papales para tranquilizar las conciencias de aquellos que aún son capaces de generar escrúpulos frente a la política del señor Aznar. Si hay que interpretar al Papa, se le interpreta, faltaría más, ¿quién dijo miedo? En cualquier caso, lo que sí ha dicho el Papa públicamente es que "La paz se basa en la justicia, el amor, la libertad y la verdad" (26-12-2002), y que la llamada "guerra preventiva" no tiene justificación alguna.

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