Se puede estar en desacuerdo con que estuvieran donde estaban, demostrando con su presencia a quién apoya oficialmente España en el tablero de juego de las relaciones internacionales.

Muchos habríamos preferido que nuestros soldados volvieran de establecer la justicia en alguna parte del mundo, en lugar de volver del penúltimo escenario de la injusticia del nuevo orden estadounidense.

Es posible que la muerte de estos compatriotas haya sido en vano, y que el noble pueblo de Afganistán aún tardará muchos años en librarse del yugo aplastante de las potencias extranjeras y de sus malditos intereses geoestratégicos.

Es probable, casi seguro, que debe de haber un responsable español de esta desgracia que ha ocurrido, por no rechistar ante la manera que tienen los EEUU de luchar contra un terrorismo que siempre se ha ido cuando por fin llegan los marines, que nunca aparece donde los satélites de Bush aseguran que están.

Lo que no es probable, sino absolutamente seguro, es que nuestros soldados han muerto cumpliendo con su misión, con lealtad y con honor, con sentido del deber, habiendo dado en esas tierras lo mejor de si mismos y actuando en todo momento como dignos representantes de nuestra Patria. Y por ello les tenemos en nuestro corazón, en nuestra mente y en nuestras plegarias, esta noche, en que muchos se van a quedar esperando a sus seres queridos que ya no llegarán.

A todos nuestros soldados muertos cumpliendo con su obligación, les tenemos siempre

¡¡¡PRESENTES!!!