Invitamos a los lectores a ver el vídeo sobre las migraciones del economista Arcadi Olivares, colgado en la Web de Defensa Social:

Parte 1

Parte 2

Conferencia valiente y didáctica, es un buen punto de partida para iniciar un debate serio y riguroso sobre el reto (que no problema) de las migraciones.

Se nos ocurren varias puntualizaciones que matizan del contenido de la conferencia. Desde el punto de vista de la especie humana, las migraciones han supuesto un triunfo, desde el origen africano de nuestra especie (¡sí africano!, señores racistas), hasta su llegada a Patagonia y las Islas de Pacífico. Pero si del conjunto de la humanidad pasamos a grupos concretos, las migraciones también tienen sus perdedores. Entre estos, a los Neardenthales en Europa o los caballos en América no les sentó bien la llegada del Homo Sapiens. La llegada de los esquimales a Groenlandia dio la puntilla a los decadentes asentamientos vikingos en el siglo XIV.

Ha habido migraciones que han supuesto una pérdida territorial para el país de acogida. Dos ejemplos: Tejas en el siglo XIX, los anglosajones entraron como inmigrantes en esta región de México para declarar la independencia en 1836 y anexionarse a EEUU en 1845. A finales del siglo XIX, inmigrantes brasileños en la Amazonía boliviana proclamaron la independencia de la República de Acre, que acabó anexionándose a Brasil.

Las migraciones europeas del siglo XIX, esos 50 millones de europeos que abandonaron el Continente, también generaron sus perdedores. Los indios norteamericanos, los aborígenes australianos, los boers sudafricanos, los mapuches australes.... Se vieron en muchos casos privados de sus tierras o de su independencia...

Las migraciones europeas a Argelia tienen un final infeliz. Tras la independencia de ésta, 900.000 europeos (Pied noirs) tuvieron que abandonar Argelia amenazados de muerte. Fueron recibidos por la izquierda francesa como colonialistas indignos, cuando eran mayoritariamente clases proletarias con poca formación. Aconsejo la visión de la película Los juncos salvajes (1994) de André Téchiné, para quitarse prejuicios sobre el tema.

El tema de las migraciones no es una cuestión de eruditos, sino un reto social, moral y económico. Como bien dice Arcadi Oliver la inmigración ha solucionado más problemas que ha creado, independientemente del porcentaje de personas que crean que son malas. Pero ¿cómo abordarlo? Desde el buenísimo zapateril de papeles para todos, o desde una desalmada xenofobia al grito de que se vayan. NO. No se pueden agrupar a las personas por categorías, que las encasillan, y juzgarlas, no por ellas mismas, sino por el grupo al que pertenecen. Hay que buscar soluciones complejas a problemas complejos. Vamos a analizar casos concretos:

 

1) Entrada ilegal en España. Un inmigrante que entra con visado de turista y se queda, o que desembarca de un cayuco, no es un delincuente. Comete a lo sumo una falta administrativa. Ochenta inmigrantes que asaltan una frontera, apedreando a las fuerzas de seguridad, ponen en peligro la integridad del territorio nacional, atentan contra los cuerpos armados... eso sí debería ser un delito. El cómo se entra es importante.

 

2) Derecho a la sanidad. Tema moral y técnicamente complejo, en el que la respuesta no puede ser todo o nada. ¿A cuántos no cotizantes puede asumir nuestro quebrado sistema de salud pública?, ¿Cuánto tiempo hay que residir para tener derecho a tratamientos crónicos caros?, ¿donde está la linde entre la humanidad y la bancarrota? Invitamos a los lectores a que aporten ideas.

 

3) Delincuencia. No todos los inmigrantes son delincuentes, es más me atrevería a decir que son una minoría. En muchos casos una minoría hiperactiva, poli reincidente gracias a la impunidad con que actúan. Me viene a la menoría el caso del diputado español José-Miguel Bravo de Laguna, que asumió el robo de un pijama en Londres para proteger a un familiar enfermo de cleptomanía. No tuvo impunidad por ser extranjero, y menos por ser diputado español. Al que cometa delito aquí, o sea reincidente en pequeños hurtos o desordenes, hay que dejarle claro que eso le va a suponer no obtener jamás la residencia legal en España y la inmediata expulsión. Si el extranjero es rubio con ojos azules se le echa igual. Que los hooligans orinen en Trafalgar Square y no en Lloret de Mar.

Hay delitos, a veces asociados a bandas organizadas de delincuentes extranjeros, como el robo de cableado de cobre o de células fotovoltaicas, con destrozos que hacen un daño económico enorme. No por ello se debe criminalizar y perseguir a los inmigrantes, hay que perseguir a los delincuentes. Se puede y debe gravar en el código penal estos delitos, no como robos por el valor de lo sustraído sino como atentados contra el abastecimiento energético y alimentario, contra la seguridad del transporte y las comunicaciones... con penas graves, no como simples hurtos. Penas graves y disuasorias, independientemente de la nacionalidad del delincuente.

 

4) Entrada de menores. Un padre senegalés o marroquí que envía a su hijo a España para que el Estado Español se haga cargo de él, debe ser consciente de que comete un delito de abandono. Delito que le debe privar del derecho a la patria potestad sobre su hijo, además de cerrarle las puertas de España.

 

5) Puestos de trabajo. Hay gente que se escandaliza porque haya extranjeros trabajando habiendo españoles en paro ¿Debe un empresario despedir a un boliviano o rumano que llevan diez años con él? Yo no lo haría. Si hace 5 años cogían los trabajos que aquí nadie quería ¿les echamos? Los empresarios deben contratar y despedir personas, no categorías.

 

6) Educación ¿por qué en los comedores escolares se ofrecen menús musulmanes y no católicos? A unos se les ofrecen alternativas al cerdo y a otros se les da carne en cuaresma. Respeto para todos.

 

Esperamos que estas líneas sirvan para abrir un debate sosegado, no sobre si los inmigrantes son buenos o malos. Sino de cómo afrontar el reto, penalizando al delincuente y amparando al honesto.


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