Con la vorágine de la campaña electoral y la cercanía del 26J parece que lo que más importa son los futuros pactos, si es que llegan a darse, las coaliciones o las estrategias que seguirán cada una de las formaciones que ahora conforman el nuevo bipartidismo (¿quien dijo que se había acabado?). En esta reedición de la campaña electoral poco o nada se ha hablado de programas y de propuestas para transformar la realidad. Es más, lo poco que los medios, voceros del régimen, han dedicado a este asunto ha sido a raíz del catálogo de gran superficie sueca del bricolaje en forma de programa electoral que presentó PODEMOS.
Antes de nada conviene aclarar que soy de los que vio y sigue viendo con buenos ojos al movimiento de los indignados, aquél que surgió en España en la primavera de 2011 y del que formaban parte gente de toda edad y condición hastiada del actual sistema político, económico, social, cultural y hasta moral. Cansado de ver cómo el personal solo se manifestaba por el descenso de su equipo a segunda división, era esperanzador ver a ciudadanos salir a la calle para decir alto y claro que otro mundo es posible. Pero siempre después de la tormenta vuelve la calma y la Spanish revolution fue perdiendo gas. Aunque las calles y plazas se fueron despoblando el personal continuaba indignado, y es que había, y sigue habiendo motivos más que suficientes para ello. Dicha situación fue el caldo de cultivo ideal para la creación de una fuerza política emergente, que bebiendo de las fuentes del 15-M supo captar la atención de millones de ciudadanos y en tiempo record llegar a las instituciones, donde habita la “casta” a la que decían iban a desalojar. Hoy, por mucho que ellos digan lo contrario, se han convertido en casta, aunque les diferencia del resto de organizaciones una digamos original y peculiar manera de hacer las cosas, de expresarse, de presentarse… son más directos, llegan más y encima casi no necesitan hacer campaña pues son el blanco de todas las críticas que lanzan las otras tres patas del nuevo bipartidismo.