Javier López

La consejeria de Educación del gobierno vasco envia una circular a los colegios vascos en la que ordena dar tratamiento de inmigrantes a los alumnos procedentes de otras comunidades autonomas españolas. La notica causa un escalofrio. ¿Dónde estamos?. ¿Dónde vamos a ir a parar?. La historia viene de lejos. ¿Quien recuerda aquellos niños cargados con piedras en su mochila en campamentos veraniegos subencionados por el PNV?. Cuando la infancia, que es la patria más exacta que tenemos, es mezclada en un turbio nacionalismo etnicista, está fallando desde sus cimientos el sistema de convivencia humana.

El nacionalismo es el individualismo de los pueblos. El nacionalismo que propaga el PNV lleva a la sociedad al desquiciamiento. Aquí, en España, un partido con el aval de "democrático" se nutre de teorias racistas propias del nazismo de Hitler, la peor pesadilla conocida en el siglo XX. El PNV ha decidido llevar a la práctica su programa máximo, el mismo que diseñó aquel Sabino Arana que murió tristemente, arrepentido de todo lo que había hecho. Legislar un sentimiento racista es inhumano porque la única raza digna de mención es la que nos reune a todos los seres humanos.

En la Europa democrática se señala con el dedo a los partidos extremistas cuyos antecedentes más o menos remotos son las teorías nazis. Nadie quiere tropezar dos veces en la misma piedra, pero el ser humano lo hace una y otra vez.

Aquí, en la tierra de los vascos, se habla de raza, se discrimina en nombre de tal entelequia, se pisotean los derechos humanos, y se inyecta en le ambiente escolar, con una frialdad de laboratorio, el afán excluyente de unos políticos con un sentido de la realidad y de la historia en las vísceras más bajas.

De la noble tierra vasca es el entrenador de fútbol Javier Clemente. El mismo día en que se conocía el dislate de la Consejeria de Educación, él alardeaba de su "raza bilbaina" en algo tan simple, tan insustancial y tan divertido como la típica rueda de prensa posterior a un partido. Por cierto, el primero que ha ganado esta temporada el Español de Barcelona, équipo al que entrena Clemente.

Jesús Galavís Reyes
Publicado en HOY el 4 de Noviembre de 2003

Los euscaldunes habían logrado inicialmente un nuevo Estatuto de Coosoberanía que más tarde se convirtió en un Régimen de Soberanía Compartida con Independencia Aplazada y que finalmente desembocó en una Unión de Facto con Independencia de Iure. Resultaba bastante difícil bautizar al nuevo sistema, por lo que nadie se atrevió a estropear tan maravilloso artificio jurídico-político con la simpleza de un mero sustantivo: era lo que era, y punto.

Juan Francisco Martín Seco
Estrella Digital. España, octubre del 2003.

Pocos conceptos tan etéreos como el de nación. Sus límites son difusos. El concepto no es jurídico sino antropológico, histórico, cultural y, por tanto, sus contornos aparecen imprecisos e indefinidos. La historia ha creado y destruido naciones, al tiempo que se fundaban y se derribaban Estados. Sólo el Estado da forma y define la nación. El Estado es algo real; la nación, en gran medida, una entelequia. No es que eso que llamamos humanidad no sea plural: espacio geográfico, raza, religión, cultura, lengua, costumbres, etcétera, generan la diversidad de los pueblos; pero ¿dónde termina uno y dónde comienzan los otros? ¿cuándo y en función de qué factores se puede caracterizar a un colectivo como nación? Son preguntas que, a pesar de los ríos de tinta que se han vertido por su causa, continúan sin tener contestación. Algo parecido sucede con el derecho de autodeterminación. ¿Cómo negarse a que un pueblo decida su destino? El problema comienza tan pronto como se trata de definir lo que entendemos por pueblo. ¿Quién tiene derecho a autodeterminarse y frente a quién? El pueblo vasco, pero ¿quién conforma el pueblo vasco? ¿los nacidos en el País Vasco? ¿los residentes en Euskadi? ¿los hijos de vascos? ¿Cuántas generaciones son necesarias? ¿Aun cuando se viva fuera del País Vasco? ¿también los navarros? ¿y los franceses? Euskadi puede autodeterminarse frente a España, pero ¿Álava puede autodeterminarse frente al resto del País Vasco? y ¿una región o un pueblo de Álava puede autodeterminarse frente a Álava?

Javier López

Hugo Chávez sigue paseandose por el palacio de Miraflores, amo y señor de Venezuela. Baltazar Enrique Porras es un eclesiastico, presidente de la Conferencia Episcopal venezolana. Dice que "Chávez es un gran fracaso social".

Cuando Hugo Chávez llega al poder, Venezuela ha alcanzado su punto álgido en una de las historias democráticas más corruptas de Iberoamerica. Lo hace con el mandato de las urnas, no como en la intentona golpista de 1992, y poco a poco va aplicando un castrismo de banda ancha, sin la ganga marxista-leninista.