Por Martín Alhaja
Cientos de toneladas de productos textiles chinos permanecen bloqueadas en las aduanas de la UE al haber desbordado las cuotas de importación establecidas por la Unión.
Mercancías de bajo coste y escasa calidad amenazan con destruir la industria textil de Grecia, Italia, Portugal o España; mientras que los países distribuidores de la UE ven una oportunidad de negocio en la importación de estos productos chinos.
El problema es más complejo de lo que parece a simple vista. No estamos hablando de "dumpping social ocasionado por los bajos costes de producción chinos. Nos encontramos ante un fenómeno claro de deslocalización de la industria productiva, que mantiene sus mercados de consumo en sus países de origen y que busca su mercado de trabajo (a menor coste y con menor carga fiscal) en otras zonas.
Es evidente que en este caso las primeras víctimas de este sistema de deslocalización son los trabajadores chinos y el modo de maquilaje afecta directamente a su dignidad.