Por Juan Martín

Tambaleándose; demasiados siglos lleva ya España rodando por el empedrado, avanzando a trompicones, de traspiés en traspiés. Desde dentro y desde fuera, por unos pocos culpables y demasiados responsables, nuestra Nación va dejándose la cabeza en todas las esquinas de la Historia. Como un barco sin timón, sin destino y sin esperanza, hace demasiado tiempo que dejó de ser una empresa apetecible para quienes habitan en ella.

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Por Flecha

Cada primero de Enero, en el estado mexicano de Chiapas, hombres, mujeres y niños, el alma de Hispanoamérica, los indígenas de nuestra patria, se levantan para recordar al mundo que ellos, pese al olvido, también existen. Bajan por las montañas, son campesinos, agricultores, hombres y mujeres, guerrilleros de la patria que piden tierra y libertad, como Emiliano Zapata.

A caballo y a pie, las masas de campesinos siguen a su subcomandante para liberar la patria. Las huellas de sus caballos sirven para marcar la historia de un pueblo que no se rinde, de un pueblo que aun cabalga, de un pueblo que lucha, y junto a él, Hispanoamérica entera cabalga en busca de dignidad, libertad, justicia social y paz.

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C. Vara

Otro día más en la cola de la oficina de empleo y, otro día más, nada nuevo; las mismas caras, las mismas malas caras, las mismas miradas expectantes y, cómo no, el mismo resultado.

Las manos empujando un viejo e incomodo carrito para transportar la compra de la comida - al menos ese era su objetivo cuando alguien, no sé muy bien quien, inventó tal artefacto - cristales sucios, estanterías vacías, góndolas sin publicidad, tiendas sin productos...

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Dionisio de Osma

Muchos son los que se han entregado bastante tiempo, -sobre todo en las silenciosas horas robadas al descanso nocturno, en una vigilia impuesta por la emotividad de la fecha-, a emborronar unas cuartillas con reflexiones profundas algunos, y otros con un bienintencionado pero reiterativo sentimiento de hagiografía para con el hombre, y después el mito, -aunque el primero, como no podía ser menos, ha sobrevivido al segundo, porque después de todo, el hombre y el mito, eran una misma cosa-, desde aquella madrugada de odio y de sangre del 20 de noviembre de 1936.

No sería empresa difícil escribir unas líneas fáciles glosando los taumatúrgicos logros del héroe ausente, pero creo que es menester, para que nadie pueda decir que nuestra admiración y militancia nos ciega la vista, tratar desde una perspectiva entregada a la reflexión profunda y al análisis crítico, la figura de José Antonio, tanto más, porque el tiempo transcurrido, el tiempo de él y sus coetáneos, ya se puede examinar a luz del sosiego, con pasión, sí, pero sin odios de ninguna clase.

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Martín Alhaja

Desde la Roca Tarpeya, durante la República de Roma, eran despeñados aquellos reos culpables de provocar calamidades contra su propio pueblo como castigo a su ignominia.

Sin embargo en nuestros tiempos parece que los autócratas y genocidas han logrado sustraerse a la justicia para dar cuentas ante una evanescente "historia de sus hechos y calamidades; Lenin, Stalin, Hitler, Pol-Pot, Franco (probablemente Pinochet y Castro)... y ahora Abú Amar, escaparon a sus responsabilidades.

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