Por Mendelevio
Los neo-con nos han vendido a las privatizaciones del sector público como el medio más eficaz y barato para que el ciudadano disfrute de los servicios esenciales. Muchos argumentos están en contra esta falacia, defendida por gente tan moralmente desprestigiada como los tarjetas black Iranzo y Recarte.
Diversos autos judiciales[1] cuestionaron la pertinencia de la privatización de la sanidad madrileña. Aunque el Tribunal Constitucional finalmente la autorizaba, la imputación de los ex consejeros de sanidad[2] Güemes y Lamela la dejan totalmente tocada. “Ambos, después en el ámbito privado, se habrían beneficiado de la externalización”[3], es aquí es donde vemos las verdaderas razones de este modelo de gestión.