Las elecciones a la Asamblea Nacional de Venezuela han supuesto un duro varapalo para el Chavismo. Se vería venir que el Pueblo venezolano no estaba dispuesto a seguir sufriendo los embates de un régimen autoritario, promotor de una corrupción galopante e ineficiente, como todos los sistemas comunistas, en la gestión económica, que ha llevado a una situación de desabastecimiento a la mayor parte de la población de ese país, con el que nos unen tantos lazos históricos y afectivos.
Además, el gobierno de Nicolás Maduro no ha sabido resolver, como tampoco logró hacerlo su predecesor Hugo Chávez, el grave problema de inseguridad ciudadana que ha convertido a Venezuela en uno de los países con mayor tasa de criminalidad de América.