Por Medelevio
Llevamos años inmersos en una guerra mundial. No contra el terrorismo. No una guerra militar. Sino una guerra de divisas. China, Estados Unidos y Japón llevan años alentando sus economías con inyecciones monetarias. Inversión y gasto público para reactivar la demanda interna y devaluación de sus divisas para fomentar las exportaciones.
Se puede alegar que a largo plazo estas políticas inflacionistas son suicidas, y que si todos las hacen se anulan los efectos sobre las importaciones. Pero está claro que si la Unión Europea es la única que mantiene la ortodoxia monetaria, se resiente la economía de los países miembros. Desde el estallido de la crisis la Unión Europea y el Banco central Europeo han buscado el equilibrio presupuestario de los estados, evitar la inflación y mantener la pujanza del euro.