A veces nos asalta la curiosidad o mejor dicho la inquietud de si nosotros, los falangistas, y me refiero especialmente a los que conmigo conformamos esta aventura política de Falange Auténtica, si tendríamos alguna ocasión en nuestro tiempo, claro, de poder llegar a la conciencia de los españoles y, salvando viejos prejuicios – aunque muchos, tal vez por nuestras propias culpas- , influir entre nuestros conciudadanos y empezar a cambiar este país que todavía no nos gusta. Cuando pienso en estas consideraciones, lo primero que me viene a la cabeza es que precisamente a nosotros conviene que tengamos una actitud positiva en razón de estos propósitos, es decir, creer que los Falangistas podemos hacer algo, como que nos escuchen, y tal vez nos sigan en este deseo de traer más justicia, más dignidad a los españoles. Que la Falange quiere hacer aquella revolución del siglo XXI lejos de las asonadas del pasado. Yo, personalmente, estoy convencido que los primeros que tienen que creer en sí mismos, somos nosotros.