Hoy España está huérfana de un movimiento social, humanista y patriótico. El socialismo está dividido en pugnas internas que parecen insalvables. La derecha representa la mediocridad y el conformismo con un mundo injusto de ricos y pobres.
Hace falta un movimiento que reivindique la centralidad de lo público en las relaciones económicas, las formas de propiedad humana, en forma de empresa municipal, familiar o sindical. Hace falta un movimiento que proponga formas de vida más proclives a la felicidad humana. En esta sociedad opulenta sabemos muy bien como amueblar nuestro ocio, pero estamos vacíos, porque no tenemos muy claro como comprometer nuestra vida. Somos espectadores de un mundo imperfecto y nos regodeamos en su imperfección, sin dar el paso decisivo en pos de la consecución de un mundo mejor.